Andy en un nuevo año
Felicitar a todos los dominicanos y al mundo por la llegada de un 2018 que esperamos traiga todos los parabienes que guarda el Señor para nosotros es mi deseo en este nuevo año en el que de manera especial felicito a Andy por la transformación que ha tenido en su vida.
El día de Nochebuena él, aunque un poco tímido, pero como siempre cariñoso conmigo, se me acercó y me dijo: “Pero tú nunca me has escrito una columna”. Me sorprendió su comentario, pero no descarté la idea de escribírsela. Por supuesto, pensé en qué tema podía ayudarme a transportar a Andy a una ciudad fabulosa. Poco tiempo me tomó conseguirlo. Un rápido recorrido por la vida de mi querido sobrino me ayudó a delimitarlo. Hice una parada en los últimos años y noté que, en efecto, en comparación con años anteriores, Andy había tenido un positivo cambio. Este no ha sido de golpe y porrazo. Detrás de esa transformación están mis hermanos José Amado y Anselmo, con quienes trabaja. No es que él haya sido una mala persona, de ninguna manera, pero su juventud lo hacía ver la vida como un eterno chiste. Hoy ha madurado, y no es que haya sepultado su orgánica gracia y su buen humor, pero sí ha aprendido en qué momento dejarlos salir y en qué momento ocultarlos con el traje de la responsabilidad que se pone para cumplir con su labor.
En este nuevo año, transporté a Andy a una ciudad fabulosa donde sirve de ejemplo a otros jóvenes que no se toman en serio el discurrir del tiempo. Allí es admirado por sus dos hijos, quienes ven en él al padre ideal. Claro, no al perfecto, pues ni en este lugar existe la perfección. En ese lugar tiene cuidado hasta para tomarse unos tragos o hacer uno de sus chistes o comentarios desatinados. Sabe que de su comportamiento depende el que adoptarán sus niños en el día de mañana. Andy no escatima esfuerzo en seguir hacia adelante tomando en cuenta los sabios consejos que recibe de personas que, aunque con una mirada divertida hacia la vida, le prestan atención al lado sobrio de su existencia. Como él, hoy quiero que otros viajen a esa ciudad fabulosa para comenzar este año con una vida transformada, sabiendo que nadie puede llevarse el mundo por delante aun le persiga una ‘mochila de traumas’ de esas que te obligan a tomarte a la ligera los episodios más comprometedores con el solo pretexto de que es una salida a los sentimientos y resentimientos que guardas. Hoy en esta columna quiero extender mi admiración a Andy porque ha entendido que nunca es tarde para darle el mejor sentido a la vida, no obstante, se viva en una ciudad no tan fabulosa.