IDEANDO Publicidad con sentido social
La publicidad con sentido social debería ser práctica común de muchas instituciones públicas que no tienen necesidad de mercado de publicitar sus servicios y disponen de presupuesto para ello.
Los esfuerzos publicitarios de la Lotería Nacional, por ejemplo, deberían estar orientados a mejorar la conducta de la gente en términos cívicos. Sus spots de tv y radio deberían fomentar el uso de las frases de cortesía; sensibilizar la población para que los envejecientes tengan privilegios en algunos espacios públicos; motivar para que la gente ayude a los invidentes cuando van a cruzar una calle y a cederle el asiento a las embarazadas en los autobuses; en fin, a llenar vacíos en la conducta pública de la población y mejore su comportamiento y convivencia.
La sociedad nuestra está carente de información que eleve la calidad humana de la gente.
Las campañas del Banco Central deberían ilustrar a la población acerca de como manejar sus ingresos y racionalizar el gasto; o a enseñarle cual es la manera correcta de utilizar las tarjetas de crédito; o a presupuestar sus ingresos de manera racional. El Ministerio de Salud Pública, con epidemia o sin ella, debería desarrollar permanentemente sus campañas de orientación en términos de salud. Es decir, ser previsor educando a la población en las mejores prácticas personales de salud.
El alto índice de embarazos en menores, la proliferación de enfermedades sexuales transmisibles, entre otras calamidades de salud, deberían ser temas permanentes en los medios de comunicación que llegan a la población menos educada.
El Intram debería contemplar el desarrollo de campañas que eduquen a los conductores. Campañas que les enseñen como rebasar, que carril tomar cuando se transita a baja velocidad por las carreteras, así como señalizar las autopistas para establecer los límites de velocidad a los que se debe transitar por ellas, etc.
Ningún esfuerzo de orientación, de educación, de prevención sobra en una sociedad con poca vocación en el desarrollo de campañas educativas que mejoren el comportamiento público de la gente.
Abogamos porque esta práctica se ponga en boga y se destinen presupuestos que nos ayuden a convivir mejor en el país. Vamos a promover una inversión publicitaria que tenga razón de ser y que se justifique como tal.
Un ejemplo que ilustra nuestra preocupación es el de la Superintendencia de Bancos. Actualmente esta institución desarrolla una campaña que educa a la población en torno a qué hacer cuando se sienta perjudicado por una institución financiera del sistema. Ese esfuerzo es de gran utilidad pública porque ayuda a la gente ante situaciones complejas que precisan de un árbitro oficial.