FIGURAS DE ESTE MUNDO Recuerdos de ayer

No hay mayor consuelo que recordar los tiempos felices desde la miseria. Pero, también, como una para- doja, hay gran satisfacción en recordar los tiempos de miseria desde la prosperidad. Por eso muchas personas de éxito gustan de traer a la memoria los días difíciles de sus inicios, pues les agrada recordar las penurias del ayer, todo lo que han luchado anteriormente para alcanzar sus éxitos actuales.

Adelina Patti, la cantante española de origen italiano, que triunfó con su hermosa voz de soprano y fue considerada la intérprete mejor pagada de la historia, se complacía en evocar sus años infantiles de estrechez y privaciones. Cuando Adelina era una niña, sus padres estaban en la ruina. Era tanta su indigencia que, para sobrevivir, vendieron una a una todas las joyas que tenía la familia. Un día, el padre mostró a la pequeña un imperdible de oro, y le dijo: “Esta es la última joya valiosa que nos queda y tengo que venderla”.

Adelina protestó, pues ese imperdible era su prenda favorita. Enseguida pidió a sus padres que le permitieran cantar en público para ganar dinero. Se presentó y el triunfo fue inmediato. Años después, siendo ya famosa, le gustaba enseñar con frecuencia aquel imperdible, y contar cómo lo había conservado. Había multiplicado el valor del alfiler, agregándole, a medida que aumentaba su fortuna, hermosos brillantes. La Patti decía: “Todos los años le añado un brillante, y así recuerdo los años de aquella época de pobreza ya tan lejana”.

En un sentido espiritual, nada puede ser más alentador para el alma del cristiano que recordar que su vida pasada de miseria y pecado ha sido transformada en una vida de gozo y esperanza en el presente.

Jesús sabía cuán importante era hacer memoria de cómo éramos sin él y del origen de nuestra redención: “Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado, haced esto en memoria de mí” (Lucas 22:19).