“Coartada”, de Alexis Gómez Rosa
Los poetas son el lujo de los pueblos (frase dicha en otro tiempo y en otro contexto). Grandes o pequeños. Islas o potencias, pero pueblos. Y dentro de ellos, los poetas sobreviven como pueden. Todavía el Estado no reconoce la importancia de mantenerlos vivos y creando; leyendo, viajando, difundiendo sus obras. Los poetas son los embajadores de sus pueblos. Llegan a las altas, medias y bajas esferas mejor que cualquier economista, mercadólogo, periodista o abogado. Por eso se les mira por encima del hombro. Los poetas saben lo que valen y tienen una gran virtud: a la arrogancia responden con arrogancia. Alexis Gómez Rosa es uno de los más originales poetas dominicanos de hoy. Y lo sabe. Y escribe contra viento y marea. Sus versos crecen, al igual que sus libros. Su figura tiene un relieve que muchos diplomáticos criollos quisieran.
Ahora acaba de publicar un nuevo poemario, “Coartada”. Gómez Rosa posee una voz propia, un estilo único que ha sido muy bien definido por Plniio Chahín: “La exuberancia verbal no siempre se convierte en deliberada parodia o tiende, luego de su despliegue, al extremo laconismo. La obra de Alexis Gómez Rosa es el desarrollo simultáneo de este doble movimiento. Es ello lo que le comunica un sentido problemático; de modo que la extensión de esta obra no excluye ni el poder ni el poder imaginario en que aquél se fundamenta”.
A continuación reproducimos algunos fragmentos de uno de sus textos:
“Mercado de pulgas”
Tengo puesta una camisa/ Mc Gregor./aun con el encanto/ de su primer propietario,/ me hace pensar./ La conseguí en una paca/ de la Duarte con París,/ después de bucear/ en una pila inmensa de ropa,/ Made i n Singapore/ unificada por un grajo/ edulcorado,/ grado a grado./ Es chula mi camisa/ color ladrillo,/ de color zapote cuando/ se ha batido con leche./ Oficialmente la asigné un día/ para su uso;/ deja ver el pecho canoso/ a mitad de camino,/ es domingo cuando/ la llevo ajustando mis hombros;/ las muñecas,/ quedan al descubierto/ cuello y antebrazos; apretado un nudo/ sobre el ombligo (…)/ Dos dólares me costó mi camisa/ de fiesta,/ sin saber qué muerto/ la abandonó con vocación de iglesia/ en su desamparo (…)