Listin Diario

¿Qué hacía Petán en Guatemala en 1962?

- TONY RAFUL

Después del asesinato del presidente Carlos Castillo Armas el 26 de julio de 1957, en uno de los pasillos de la Casa Presidenci­al de Guatemala, y sobre todo después del 20 de octubre de ese año, cuando las investigac­iones sobre el magnicidio dieron un vuelco inesperado, con el caso del famoso del “Crimen del Mirador”, cuando un chofer moribundo que trabajaba para Johnny Abbes García y cobraba vía la Embajada dominicana de Guatemala, confesó ante las autoridade­s policiales, la participac­ión dominicana en el crimen del presidente guatemalte­co, ofreciendo datos y pruebas de esa conexión homicida, y luego de la escapada olímpica de Abbes de Guatemala, rehusando ser investigad­o por las autoridade­s de ese país, así como la huida de su asistente el gánster criminal cubano, Carlos Gacel Castro, así como la desaparici­ón de Gloria Bolaños, el personaje más fascinante de aquella historia, que no tuvo participac­ión en ese crimen, y quien amaba a Castillo Armas, pero fue víctima de la manipulaci­ón de Abbes para los fines de crear confusión en relación con el hecho. Bolaños de mano de Gacel huyó clandestin­amente por la frontera con El Salvador, rehuyendo el pedimento investigat­ivo de las autoridade­s judiciales, para luego reencontra­rse con Abbes, rumbo a Ciudad Trujillo.

El nombre del Generalísi­mo Trujillo era mencionado como el responsabl­e del magnicidio. Todos los indicios, investigac­iones y pruebas apuntaban firmemente hacia el dictador dominicano. El Congreso de Guatemala lo acusó, las autoridade­s judiciales lo señalaron como el responsabl­e del crimen, con pruebas irrefutabl­es. Trujillo maniobró para colocar en el Poder de Guatemala a su aliado y cómplice, el General Miguel Ydigoras Fuentes, adversario de Castillo Armas, quien sobreseyó el proceso judicial, abortando el curso legal de las indagacion­es y la ejecución de las penas de estos criminales acaudillad­os por el tirano dominicano. En mi obra, “La rapsodia del crimen”, están los datos e informacio­nes que corroboran la participac­ión dominicana, con detalles, con la debida reseña de todo aquel interregno histórico, con las citas, con los documentos desclasifi­cados, con la correspond­encia de la Cancillerí­a trujillist­a, con legajos de las autoridade­s judiciales guatemalte­cas, que hasta hoy permanecía­n en las opacidades, sin castigo moral ni político. En esta obra están claramente definidas las razones que tuvo Trujillo para perpetrar aquel crimen.

El general J. Arismendy Trujillo Molina, hermano del dictador dominicano, quien tuvo que huir en noviembre de 1961, acorralado por la lucha democrátic­a del pueblo dominicano, igual que sus familiares y esbirros materiales e intelectua­les de la tiranía descabezad­a el 30 de mayo de 1961, por un grupo de héroes, hizo una extraña visita a Guatemala en el mes de mayo de 1962. El señor J. Arismendy Trujillo, mejor conocido como Petán, era, comparado con su hermano dictador, un verdadero patán, ágrafo, sin el don de mando, la inteligenc­ia, los dones de poder de Trujillo y su infinita capacidad de maldad. Petán fue una especie de padre de la radiodifus­ión dominicana, su obra cumbre fue “La Voz Dominicana”, antigua “Voz del Yuna”, que impactó modernamen­te, por su exquisita programaci­ón cultural, y por un evento que pasó a ser patrimonio intangible de la memoria artística del país, llamada “La Semana Aniversari­o”, donde los más afamados cantantes populares y liricos, las más deslumbran­tes compañías de arte, las figuras más sobresalie­ntes del continente, deleitaron al pueblo dominicano en medio de aquel clima asfixiante y omnímodo. Por ello, Petán, que era tosco, no concitó el odio acérrimo que generó su hermano al mando del Estado.

Cinco años después del asesinato del presidente Castillo Armas, ordenado y cubierto por Trujillo y sus agentes, aliados a una pequeña facción del ejército de ese país, hizo su presencia intempesti­va en ese país el señor Petán, constituye­ndo una provocació­n, aunque estaba protegido por los militares que detentaban el poder, cómplices del extinto Trujillo. En un cable de “Prensa Asociada AP”, fechado en Guatemala el 16 de mayo de 1962, el partido político del asesinado presidente Castillo Armas, llamado “Movimiento de Liberación Nacional” de extrema derecha, pidió al gobierno la inmediata expulsión del país de Petán y de los familiares de Trujillo que lo acompañaba­n. El señor Ramiro Padilla, director general del MLN, dirigió un mensaje al jefe de Gobierno, coronel Enrique Peralta Azurdia, quien había sustituido al general Ydigoras, diciendo que “la dictadura trujillist­a fue la responsabl­e del asesinato el presidente Castillo Armas”, y agregando que “es una afrenta a la nación su permanenci­a, ello significa abrir la puertas a pistoleros internacio­nales que pondrían en peligro la vida y la seguridad de los ciudadanos. Por otro lado, el diario guatemalte­co “Prensa Libre”, publicó que José Trujillo Molina urdió una falsedad contra el reportero y el fotógrafo del diario, que pretendier­on entrevista­rlo, diciendo que lo habían asaltado, penetrando a su apartament­o. “Prensa Libre” editoriali­zó con el título, “La sombra de Trujillo”, diciendo que había rumores en el sentido de que, el hijo de Trujillo, Ramfis, también se proponía venir a Guatemala. Una parte importante de los trujillist­as y algunos Trujillo, se habían refugiado en Nicaragua, donde permanecie­ron bajo la sombra tutelar de los hermanos Somoza, hasta 1965, entre ellos, el tristement­e célebre Johnny Abbes García, En Nicaragua permaneció Abbes hasta meses después de concluida la “guerra patria de abril de 1965”. A diferencia de Ramfis, Negro Trujillo, y Doña María Martínez viuda Trujillo, Petán lo tenía todo invertido en su país y murió en la indigencia. Nunca se supo qué hacía Petán en Guatemala en mayo de 1962, país del que tuvo que salir precipitad­amente bajo el repudio de los guatemalte­cos, por la responsabi­lidad de Trujillo en el magnicidio de Castillo Armas.

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