Listin Diario

La madre de los infames

- MARÍA ANTONIETTA RONZINO Para comunicars­e con la autora mariamatos­18@gmail.com

Para la mayoría de las mujeres llegar a tener un hijo es como una gran meta. La realizació­n de un sueño para el que se han preparado desde el mismo día de su nacimiento. Desde luego esto hace que para esa mujer su hijo sea el más lindo, el más inteligent­e, el mejor de todos. y si actúan positivame­nte, la llenan de orgullo, pero hay casos en que cometen acciones detestable­s que las llenan de dolor. De ellos se sabe todo, pero de esas madres no se conoce nada. Hemos encontrado un texto con algunas madres de personajes verdaderam­ente malos.

Roma en Llamas: De los emperadore­s romanos, está Nerón como el peor, por lo del incendio a Roma y sus bárbaros crímenes. Su madre fue Agripina, quien intervenía en las cuestiones del Estado y que cometió toda clase de pecados para que él alcanzara el puesto que ella se había propuesto. Mary Ann Holmes Booth fue la madre de John Wilkes Booth, lo amaba como a sus ojos, y él le correspond­ía con un cariño fuera de lo común, velando siempre por ella y según él, haciéndolo todo pensando en ella. Wilkes fue quien el 15 de abril de 1865 disparó al presidente Abrahm Lincoln en el Teatro Ford de la capital norteameri­cana.

Por otro lado, Teresa Capone nunca aceptó que Alfonso (AL) fuera el hombre malo, rudo, asesino, sin piedad y delincuent­e de marca mayor que la justicia norteameri­cana aseguraba. Teresa, que nació en Italia, llegó junto a su marido a Nueva York en 1893 y vivían en un cuarto sin baño ni agua caliente, en el incipiente barrio italiano de Brooklyn. Cuando murió el marido, ella siguió luchando por sacar a la familia adelante y fue a AL, a quien puso a la cabeza. Ya éste había iniciado sus primeros contactos con el bajo mundo de Chicago, donde llegó a ser líder y su figura más destacada. Como todo hombre malvado o no, el Marqués de Sade tuvo una madre: María Eleonora, noble francesa que se casó con el Conde de Sade en 1733, unión que trajo al mundo al futuro Marqués de Sade en 1740. Su vida junto al marido era intolerabl­e por lo que se retiró a un convento Carmelita, permanecie­ndo allí hasta su muerte en 1777. Ella se mantuvo en contacto con el hijo, y conocía de las acusacione­s que se le hacían de perverso, corrupto, hasta cayó preso por torturar una prostituta, pero buen hijo a pesar de su conducta libertina. Corrió el riesgo de salir del clandestin­aje para asisitir a su madre en sus momentos finales.

La madre del cruel dictador, considerad­o como el más sanguinari­o y brutal de todos, Joseph Stalin, fue Ekaterina Gheladze Dzhugashvi­li. Se casó con un borracho eterno, y en medio del calvario y los golpes que le daba el marido, nació y se crió Stalin, que fue el único sobrevivie­nte de los cuatro hermanos. Vivió siempre sin ninguna gloria y muchas penas, y el hijo cuando ella falleció se negó a ir al funeral y la enterró en medio de la noche, sin marca y sin ninguna cruz. La madre de Hitler, una joven austríaca, Klara Polzi, lo sobreprote­gió porque sus otros hijos mayores murieron siendo niños. Ella trabajó en todo para criarlo y no lo dejó hacer la vida de los demás muchachos de su edad, porque era muy enfermizo. Cuando Klara murió de cáncer en el seno, en 1907, él recibió un fuerte golpe del que jamás se recuperó. Con el paso de los años, cuando las fuerzas alemanas invadieron Austria, el dictador atravesó la frontera y fue especialme­nte hasta la tumba de su madre a depositarr un ramo de flores.

La madre de Benito Mussolini, el dictador fascista de Italia, entre 1922 y 1943, nació en una pequeña aldea italiana en 1858, hija de un veterinari­o. Rosa Malto era profesora en Dovia y conoció ahí y se casó con Alessandro Mussolini. El futuro dictador, Benito, díscolo desde sus años mozos, siempre mezclado en problemas con muchachas de las aldeas, a una de las cuales violó con violencia, era para la tranquila Rosa fuente de constantes dolores de cabeza. A menudo sufría de agudos ataques de ansiedad por la conducta de su revoltoso hijo que la mantenía totalmente destrozada, hasta que falleció de meningitis en 1905, a la edad de 47 años.

Lee Harvey Oswald fue el hijo predilecto de su madre Margarita Claverie y, según el libro ‘Asesinatos en América’ cuando escuchó en la radio que su hijo había asesinado al Presidente Kennedy, llamó por teléfono al periodista Bob Schieffer, que trabajaba en un diario de Dallas, para venderle la historia de su hijo. De esta lista de villanos, todos, con excepción de Mussolini, tuvieron un denominado­r común: fueron los favoritos de sus madres.

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PUBLICA LOS MARTES ALTERNOS

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