Leonel va en serio
Todo indica que esta vez el ex presidente Leonel Fernández no esperará sentir para donde soplan los vientos y timonea con cautela su proyecto presidencial en las aguas del PLD. El nuevo año atrapó al presidente de los morados soldando voluntades en Estados Unidos mientras que aquí sus parciales procuran firmas de respaldo. Diligencia oportunamente con los miembros del partido y los simpatizantes externos.
En el PLD parece haber una calma chicha, pero a lo callado hay un mar de fondo. Los que están en control del gobierno quisieran postergar el tema hasta lo indecible para resolver con un movimiento de manos, al estilo de Mandrake El Mago.
La gente atenta a la política sabe que lo de Leonel ya no es amagar y no dar. La cosa va en serio. La búsqueda de dos millones de firmas como sustento a su proyecto político será, al mismo tiempo, una advertencia. Es una afirmativa lectura sin letras; será con el escudo o sobre el escudo peledeístas. Una soportante de tal dimensión de electores lo tornaría presidenciable para cualquier entidad política.
El doctor Fernández tiene en este período un matiz diferente. Se arropa con el manto constitucional y no quiere ceder para que sigan deteriorando la carta fundamental contentiva de las reglas de juego. La Constitución del 2010 es su obra y la cuida. Un detalle que demuestra el apego de Leonel a la Constitución es su defensa de las primarias cerradas. El funcionamiento de los partidos está anclado en el reconocimiento jurídico de que son entes con libertad de operación, con sus propias reglas. La Carta Magna preserva los colectivos de las apetencias del poder en cualquier fecha. Las primarias abiertas son un bocado fácil para el poder gubernamental.
Hay que cuidar el modus operandi de los partidos y evitar que el dinero fácil corrompa sus operaciones. Un vistazo al régimen de partidos muestra, sin ambages, la erosión que ha causado la ambición desmedida y la corrupción fomentada desde el poder.
Leonel Fernández, como pasado presidente, sabe hasta dónde puede llegar la falta de escrúpulos para comprar voluntades. Su proyecto político se asienta en la defensa de la Constitución dominicana. Son otros tiempos, aunque parezca que retrocedemos con la ambición sin límites. Ya hay políticos en defensa de la ley de leyes. El país no debe permitir otras modificaciones constitucionales para favorecer la reelección. La candidatura leonelista va en serio.