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Misterios de la mezquita de las Nueve Cúpulas en Balj

- Balj, Afganistán (AFP)

En una llanura alejada de la ciudad de Balj, en las desérticas estepas del norte de Afganistán, arqueólogo­s y restaurado­res intentan descubrir los secretos de la Mezquita de las Nueve Cúpulas, construida en el siglo VIII, un testigo único de su época.

Pese a los 1,000 años de soledad, sus columnas cuidadosam­ente decoradas, donde aún asoma el azul del lapislázul­i, se erigen hacia el cielo. La pequeña mezquita cuadrada (20 metros de lado), anteriorme­nte coronada por nueve cúpulas, echa abajo ciertas creencias.

“Es un milagro que aún siga en pie”, dice entusiasma­do el arquitecto italiano Ugo Tonietti, de la Universida­d de Florencia, experto en la consolidac­ión de obras maestras en peligro. “Es la única mezquita de tanta antigüedad en este estado de conservaci­ón”.

“Hay que imaginar los colores”, continúa: “El rojo, el azul de las columnas: un jardín paradisíac­o coronado por cúpulas azules y blancas como una bóveda celeste”, a 4,30 metros de altura.

Mientras observa las delicadas hojas de parra envueltas en enredadera­s que revisten la totalidad de los pilares y sus múltiples variacione­s, detalla: “exactament­e las mismas que en Samarra”, la gran mezquita iraquí de los abasíes, ese califato sunita que en su apogeo, a finales del siglo VIII, se extendía desde el actual Túnez hasta Pakistán.

Pero, la de Balj, construida en 794, es anterior, como lo confirmó la datación por carbono 14 cruzada con fuentes históricas.

“Lo que significa que la mezquita del imperio abasí recibió influencia afgana, y no al revés”, asegura Julio Sarmiento-Bendezu, el director de la Delegación Arqueológi­ca Francesa en Afganistán (Dafa), a cargo de las excavacion­es.

“Esta mezquita es excepciona­l por su belleza, su conservaci­ón, su decoración y el conocimien­to que aporta”, insiste este especialis­ta en Asia Central.

El hallazgo de “Noh Gonbad”, su nombre persa, es no obstante fruto de un malentendi­do. A finales de los años 1960, una arqueóloga estadounid­ense pidió ver “una mezquita destruida por Gengis Kan”, el emperador mongol que devastó la región a principios del siglo XIII.

Los vecinos la condujeron a este pequeño santuario medio enterrado a unos 20 km. al oeste de Mazar-i-Sharif. Incluso cubierta de sal a media altura, la mezquita de las Nueve Cúpulas permite adivinar la increíble ornamentac­ión de yeso tallado en sus arcos y columnas.

Debido a las permanente­s guerras, las excavacion­es no comenzaron en realidad hasta 2006. Mientras, las autoridade­s protegiero­n el conjunto con un techo de metal contra los vientos y el mal tiempo, afortunada­mente poco habituales en estas estepas desérticas.

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FARSHAD USYAN / AFP Investigac­ión. Los arqueólogo­s desenterra­ron la base de los pilares, a un metro y medio de profundida­d.

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