VIVENCIAS
NJuan Francisco Puello Herrera
ecesitamos de esa paz verdadera, que nos vendrá por la tolerancia, sin ser indiferentes ante la verdad y los verdaderos valores. Por esto, respetaremos a quien defienda una posición diferente a la nuestra y permitiremos que las exponga, agradeciéndole y prestándole toda nuestra atención, para que nunca seamos causantes de generar disputas, porque nuestras actuaciones siempre deben estar animadas por la caridad, que es un gran bien sobrenatural al igual que la paz.
Debemos siempre agradecer a Dios por darnos esa paz espiritual, para que veamos en todo momento el lado bueno de cuanto sucede a nuestro alrededor y confiemos plenamente en el otro. El mundo lo que necesita es paz y cada uno de nosotros puede dársela, consiguiendo estar en paz consigo mismo, para poder llegar al amor en su más alta ex- presión. No alcanzaremos la paz hasta que no nos abandonemos y logremos la armonía que lleve a colaborar en proyectos y en intereses comunes. Debemos preocuparnos de los demás, para que juntos podamos construir el Reino que el propio Jesús vino a instaurar. Sólo sabiéndonos hijos de Dios alcanzaremos esa paz firme y verdadera, no sujeta a los caprichos o los incidentes que se presentan cada día, paz que nos dará firmeza y serenidad.
La paz verdadera que el Señor pone en nuestro corazón, nos ayuda a evitar todo aquello que cause división o pueda ser motivo de escándalo. La paz verdadera es el mejor antídoto contra el egoísmo, la violencia, las criticas, los juicios temerarios, los chismes, las quejas y la intranquilidad. Es solo por medio de esa paz verdadera que podremos llegar a ser sus servidores incondicionales, sin que desviemos nuestra vocación al amor.
Haznos entender Señor, que todo cuando existe en el mundo es para tu gloria. Sin importar tiempo y medida procuraremos sinceramente alcanzar la paz que nos ofreces gratuitamente, para poder ser dignos de ti y bendecir por siempre tu Nombre, que eres el único Señor del Universo.