Invertir en prevención, lo más razonable
Que el Gobierno tenga la intención de aumentar los recursos para equipar a los organismos de seguridad, es una iniciativa acertada, más aún en un momento en que las esperanzas de la gente de vivir en una sociedad libre de toda amenaza criminal o delictiva parecen esfumarse. Es evidente que el Gobierno está centrado en resolver el problema que representa la inseguridad ciudadana para la estabilidad democrática del país. Sin embargo, sería prudente que las autoridades no pierdan de vista un planteamiento que ha estado presente en todos los debates surgidos en torno a este tema.
Hablo de la necesidad de priorizar las estrategias de prevención, además de invertir cuantiosas sumas de dinero en equipamientos, que igual son fundamentales en la lucha contra el crimen, pero que la misma práctica ha demostrado que hace falta mucho más para poder garantizar la seguridad pública en República Dominicana.
El programa de seguridad ciudadana denominado “Barrio Seguro” es una muestra fehaciente de que invertir más dinero no necesariamente se traduce en mejoras sustanciales de la seguridad ciudadana.
Todavía subyace la inconformidad de la gente por los altos costos que conllevó para el Estado la súper millonaria inversión hecha en compras de equipos para “Barrio Seguro”, que a la postre no sirvieron para enfrentar de forma eficiente la delincuencia callejera y organizada.
Los criminales siguieron cometiendo todo tipo de atrocidades, y muchos de esos equipos quedaron por ahí, arrumbados e inservibles, mientras la gente continúa presa del temor a ser asaltados a plena luz del día e incluso atacada por algún antisocial dentro de sus propios hogares.
Un elemento básico en la prevención del crimen es profundizar en las causas que lo producen. De esta forma, nos concentramos en la aplicación de medidas orientadas a evitar que ocurran episodios contrarios a nuestro ordenamiento jurídico y a las normas de convivencia pacífica que como sociedad hemos establecido. Es decir, si actuamos “antes de”, en vez de “después de”, nos ahorramos recursos que bien pueden invertirse en un plan de acción preventivo debidamente coordinado, con visión de largo plazo y manejado por servidores públicos íntegros y realmente preocupadas por la seguridad de nuestro país.
Pienso que seguir adecentando las condiciones de vida de los que menos tienen, fortalecer las líneas estratégicas en ámbitos tan vitales como educación y salud y fomentando la creación de empleos para nuestros jóvenes, sería un buen comienzo.