UN MOMENTO Salmo 37 y el destino de los hombres

Traemos hoy una quinta versión de uno de los salmos donde se toca este tema de la corrupción, el salmo 37, un hermosísimo salmo.

Este salmo bien vale la pena leerlo, meditarlo. Le invito a que tome su biblia o busque en internet un texto de las Sagradas Escrituras y lea el salmo 37. Medítelo, récelo: ahí se habla del destino del hombre honrado y del destino del hombre malvado, del hombre injusto y del hombre corrupto.

Escuchemos este primer versículo: “No te acalores por los malvados, no envidies a los que hacen el mal, pues pronto se secan como la yerba, como la yerba tierna se marchitan”.

Confía en los valores, confía en Dios, confía en lo que tú entiendes. Tú, encomienda tu vida a lo que son tus valores. El destino del honrado, del hombre justo, que hace justicia, será totalmente distinto.

Podemos ver este salmo, pero ojalá lo leamos con la Biblia en la mano y con la vida en la otra mano, para que vayamos haciendo una comparación.

Para aquellos que son corruptos, malvados, que cometen injusticias, que abusan, sus vidas no terminan siempre bien, a no ser que cambien, que se transformen.

Por eso, sobre el destino del justo y del hombre honrado y de los que no son así, el salmo 37 tiene lecciones interesantes.

Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.