Cambios en Ecuador luego del plebiscito
El triunfo del “Sí” en el plebiscito ecuatoriano dará un impulso al presidente Lenín Moreno, que en parte se sentía atado a las normativas del expresidente y excompañero Rafael Correa, quien viajó desde Bélgica, la nación de su esposa, a su tierra para hacer campaña por el “No”.
Las reformas planteadas fueron siete, cinco vías referendo y dos por medio de consulta popular. Entre ellas, la inhabilitación política de personas condenadas por actos de corrupción, la eliminación de la reelección indefinida, y la reestructuración del Consejo de Participación Ciudadano y Control Social.
Además, la no prescripción de delitos sexuales contra niños y adolescentes, la prohibición de la minería metálica, la derogación de la llamada “ley de Plusvalía” y la reducción del área de explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní, en la Amazonia, según un reporte de la agencia EFE. Moreno, quien en principio era el candidato de gobierno correísta, tiene ideas diferentes a las del ex mandatario y su objetivo inmediato es cambiar la política interna dándole un estilo propio a su gobierno, con la meta de atacar la corrupción en el gobierno, reactivar la economía, generar empleos y fortalecer las políticas sociales.
La victoria de Moreno plantea la discusión sobre el futuro político de Correa, pero sobre todo si el segundo, en algún momento, tendrá la posibilidad de reinstalar su “revolución”.
Pero no solo esto, queda también observar las acciones de los opositores conservadores, los cuales pueden pensar que, con las nuevas normas constitucionales, tendrán el camino abierto para los cambios apoyados por su clase. Aprovechando el momento, el mandatario Moreno pretende impulsar medidas que cambien el sistema político inmediato, con la idea de “construir un nuevo Ecuador”.
Los favores políticos atan, y en el caso de Moreno, Rafael Correa jugó un papel esencial en la victoria de Alianza País. Cuando en un momento un gobierno decide combatir la corrupción... siempre piensa en el pasado, pocas veces sobre el presente y Ecuador no es la excepción. La vida de Rafael Correa está ligada a Quito y, por experiencia, no es de los que se dan por vencido ante el primer obstáculo.