El fervor de Luis Polonia
Los dominicanos somos por naturaleza apasionados. Aunque la política y sus malos manejos apagan mucho nuestro entusiasmo, la pelota revive ese fervor y nos conecta con nuestro espíritu alegre y competitivo. Desde que tengo uso de razón las preferencias deportivas generan apuestas y animan a dar cuerda a los contrarios, lo que en realidad representa el ingrediente que pone salsa al juego y chispa a la contienda. Sin embargo, en este último campeonato las cosas pasaron de castaño a oscuro por la nueva modalidad que ha tratado de implantar en la narración de los juegos, un irrespetuoso de la fanaticada dominicana. Este año quizás por la misma razón, los ánimos se caldearon cuando el equipo del Licey supuestamente no quiso cooperar con su participación en la representación de las Águilas en la Serie del Caribe. Como resultado, Luis Polonia, muy enojado, expresó en un video con un lenguaje muy obsceno, su malestar al respecto. Aunque este pelotero, que trabaja con jóvenes que lo admiran y de quienes se supone que es ejemplo, filmó más tarde otro video disculpándose por lo que hizo, dejó su imagen distorsionada en la consideración de sus seguidores, como yo, y también en la de los que no lo siguen. “Tomé unos traguitos, a lo que no estoy acostumbrado…”, fue parte de la justificación que adornó la excusa. Defender el mal comportamiento muestra que no aceptas plenamente que fallaste. De este episodio podemos aprender tres cosas: 1.
Si actuamos cuando estamos enojados lo más probable es que cometamos errores. 2.
Debemos pensar antes de hablar. 3.
Si al excusarnos justificamos la conducta, la excusa no es válida.