Reproducción pertinente
Esta carta mía cumplió catorce años. La inserté en un En Plural publicado en julio del año 2004 en este mismo periódico, con el título de “Todo el poder para las bases”.
Me excusaba por mi inasistencia al encuentro organizado por el “movimiento de las bases del PRD”y analicé la situación interna del que era entonces mi partido, enfrascado internamente en una lucha fratricida.
Lo que siguió lo sabemos. El PRD se dividió, se achicó, se envileció, y yo estoy junto a la gran mayoría conciente en el Partido Revolucionario Moderno.
En dos escenarios distintos, la situación sin embargo puede, peligrosamente parecerse; si las luchas grupales se encarnizan en nuestro partido, lo único que puede detenerlas es la fuerza y la unidad de las bases perremeístas.
Considero pertinente reproducir esta carta, porque para no repetir la historia hay que conocerla, evaluarla y tratarla, a tiempo de reescribirla.
Exijo como siempre la unidad que se nuclee, no alrededor de un hombre o una mujer, sino de los principios y de la ideología del Partido Revolucionario Dominicano.
He aquí más o menos, la carta: “Debo reiterar mi vocación unitaria ante todos/as los/las convocados/as en este día. He permanecido en el PRD proclamando y reclamando esa unidad que es indispensable para que nuestro partido cumpla los compromisos históricos y la deuda social que tiene desde su fundación con el pueblo dominicano.
Sin unidad de propósitos, sin unidad en torno a los principios, sin unidad en la acción, sin un programa unitario, ningún partido detentará el poder, y el poder es el único instrumento válido para empujar los cambios que necesitan y merecen, los/las dominicanos/as.
He vivido en dolor las muchas pugnas internas que han sacudido mi partido. He sufrido las trágicas consecuencias de una lucha grupal estéril que cada vez nos debilita y nos separa de los sueños de Peña Gómez y de la solidaridad como principio cardinal del socialismo democrático.
Tengo autoridad moral suficiente para decir esto. No he formado parte de ningún grupo dentro del PRD desde 1979.
En este nuevo conflicto que pone en grave peligro, no solo la conservación del poder, sino sobre todo la existencia misma del partido, me coloco al lado de las bases, las verdaderas dueñas del PRD.
Cumplo en este posicionamiento el artículo 19 de nuestros estatutos: “La soberanía del partido reside en la militancia”.
Esa militancia tiene que tomar en sus manos la responsabilidad de salvar al partido de una división que nos liquidará como fuerza política determinante en República Dominicana.
Son las bases que tienen que resucitar a Peña Gómez, para que repita de nuevo la orden: “Vamos a aplicar una línea de masas“.
Son las bases las que pueden detener, con valentía, esta lucha suicida de los de arriba, obligándolos a que busquen una salida principista al partido, por encima de intereses y ambiciones personales.
Siento que el tiempo se nos está acabando. Mientras continuamos devorándonos dentro, utilizando hacia adentro todos los proyectiles y todos los epítetos, los contrarios avanzan y no nos será posible acortar la distancia y lograr la victoria electoral en el año 2004. Eso se siente, eso se ve, eso se huele en el aire, y es increíble que los grupos en el partido no se den cuenta. Como vicepresidenta y expresidenta del partido, convoco a todos/as los/las perredeístas a un ejercicio de reflexión inteligente.
Diseñemos una estrategia que se inspire en las ideas de Peña Gómez, que nos ayude a recuperar y a unir nuestras fuerzas dispersas. Solo así podríamos retener el poder. Solo así preservamos la categoría histórica que es el Partido Revolucionario Dominicano.
Ahora, ahora es que necesitamos la unidad. Después, esta palabra se convertirá en una honda herida incurable, cuando comprobemos, y entonces será tarde, que no cumplimos el deber que nos marca la hora dominicana y partidaria. Unidad, para no perderlo todo, gobierno y partido.
Esa es la consigna. Que las bases del PRD empuñen la Bandera. Yo las acompañaré, y también irá con nosotros, sosteniendo el timón, José Francisco Peña Gómez.”
Abrazos. Yvelisse Posdata catorce años después: Si la convención se pospone que sea para garantizar la libertad y el poder de las bases. Que ellas voten, permítaseme el modismo crudo, POR QUIEN LES DÉ LA GANA.