¿El partido hijo, hijastro o criado en Marcha Verde?
Una ciudadana puso el dedo en la llaga al decir que “la Marcha Verde surge por la incapacidad de los partidos de atraer a las masas a cualquier tema de interés nacional”.
Quien tenga ojos que lea otra vez el párrafo. Y que repita la lectura.
El asunto es más grave si un estudio profundo sobre la citada “incapacidad” descubre que se trata de un fenómeno de anquilosamiento en ciertas formaciones políticas con apariencia de inmovilidad.
De que acontece, sucede. Habría que investigar cuántas siglas arrojan el mismo diagnóstico.
En la Marcha Verde hay de todo. Ese pluralismo se mantiene existiendo quienes creen en la partidocracia, mientras otros sueñan que el conglomerado Marcha Verde se torne partido.
Ojalá profundicen en que un partido es una entidad muy distinta en varios sentidos a un movimiento social no partidista.
En otro orden, no sorprenden las aspiraciones de sacar del poder al PLD del Palacio mediante una opción de peso como Marcha Verde convertida en partido.
Dice la amiga ciudadana que Marcha Verde no se debe convertir en lo que rechaza. Si a alguien le advierten que un escenario marítimo está plagado de tiburones, bañarse en ese lugar corre por cuenta y riesgo del bañista.
Insistiré en la complejidad del tema, y que los grandes saltos en la historia implican décadas.
Marcha Verde registra un año y menos de tres semanas con excelentes resultados.
Se impone mantener los faroles encendidos frente a un gobierno sitiado por varios frentes, algunos con juegos pesados.
El oficialismo quisiera un “Pacto social” como “bajadero” o escape al tranque que tiene enfrente.
Lamentablemente por todas partes se dice que “aquí no hay oposición”. En una peña semanal alguien la llamó “oposición inofensiva”. Y otra persona comentó “bájale algo”
Por eso es que se mantiene encendida la expectativa con la Marcha Verde.
Ningún formato de partido conviene a la Marcha Verde para mezclarse. Eso sería retroceder cosechando un fracaso rotundo.
Iguales resultados tendría un partido hijo de la Marcha Verde, hijastro, o de crianza.