EL ÚLTIMO TANGO EN PARÍS
(+) Esta controversial película marcó una época tanto por su forma como por su contenido, con independencia de las escenas fuertes que contiene
Bernardo Bertolucci es un director y guionista de cine italiano poseedor de un catálogo filmográfico de altura. Basta recordar aquella película italiana del 1970 “El Conformista” basada en la novela de Alberto Moravia y de “Novecento” (1975); además del nuevo clásico contemporáneo “El último emperador” (1989), entre muchas otras.
Sin embargo, una de sus cintas fue muy polémica desde el mismo instante de su estreno hasta hoy en día por lo fuerte de una escena en particular, que ha dado de que hablar desde sus protagonistas hasta los diferentes tabloides del mundo. “El Último Tango en París” (1972), con Marlon Brando y María Scheneider en los papeles principales y cargada de un fuerte erotismo para romper el estereotipo de su época.
Y es que la puesta en escena de esta película es extraordinaria cargada de un fuerte histrionismo; pero sobretodo, de una profundidad psicológica sobre el carácter complejo de las personas. Todo se centra en Paul (Marlon Brando) amargado por el suicidio de su esposa; y Jeanne (María Schneider) una hermosa joven sin experiencia, por el cual estas dos personas perdidas en el tránsito de sus vidas, se conectan en un punto muerto de un apartamento. Aquí lograrán entenderse en el sexo como punto de unión entre ellos.
Brando por un lado, es la imagen del tipo maduro, aislado y odioso, por el otro, está una joven de solamente 19 años sin estereotipos, ingenua e inmadura para olvidarse de toda abstracción que le rodea. No importa la vida, solamente lo que interesa es su momento. Por eso, el personaje que interpreta Brando le dice a la joven: No quiero saber tu nombre, ni nada de tu vida pasada, lo importante somos nosotros en este momento donde lo damos todo.
La analogía de la palabra ‘Tango’ no se refiere a que los dos bailan bien o que sea importante bailarlo. La palabra ‘Tango’ en el título se refiere a la cadencia de bailar en la vida; pero si te tropiezas, solamente queda una sola cosa: seguir bailando porque la vida es eso: un baile rítmico.
Por lo tanto, para Paul, este podría ser su último baile en la vida; ya que su amor se ha ido con la muerte de su esposa, y el encuentro con Jeanne querrá vivirlo como una especie de aislamiento de sus problemas personales y del mundo. En el caso de Jeanne y no menos importante, ésta se casará con otro por el cual no se siente tan ilusionada. Por eso, son dos almas perdidas en el espacio, y su único momento de vida, es ese lugar del apartamento donde se encuentran continuamente.
La fotografía de Stefano Storaro con colores naranja, que dan ese toque de semipenumbras del atardecer, igual que los sentimientos de ellos; y la música del Gato Barbieri, juega un papel importante entre ella y las imágenes, dando ese toque mágico al filme.
Inmediatamente pronunciamos el nombre de esta película, todo el mundo evoca la famosa escena cuando Paul penetra a Jeanne analmente utilizando un tarro de mantequilla. Nadie se hubiera imaginado que el sustantivo femenino “mantequilla” iba a ser asociado a esta película como parte de la historia misma; pero dicha escena fue impactante de manera visual para la época y por los comentarios que se destilaron por parte de la actriz que se sintió abusada.
Independientemente de lo anterior hay que reconocer que Bertolucci sabe hacer cine y logra transmitir los pesares y las angustias de sus actores a través de sus imágenes.
Al final, Jeanne trata de zafarse de este laberinto de pasiones locas y desenfrenadas, por lo funesto de esta relación que le está acarreando; pero Paul reacciona queriendo ingresar en su vida, no como el intruso, sino como el hombre que desea abrirse y revelar su identidad para labrarse un futuro con ella. Sin embargo, ella intuye que sería una perdición seguir con él; por lo que le dice: se acabó, se terminó, lárgate. El insiste en la relación; pero de repente se oye un disparo, y Paul cae tambaleándose; ella manifiesta dentro de sí: este hombre me seguía, no lo conozco, no sé quién es; como una forma de auto convencerse sobre el hecho cometido.
Excelente película para tratar de comprender el drama y la psicología de sus personajes; pero además, ha logrado convertirse en una película de culto, que a sus 45 años de estreno, sigue dando temas para discutir.