PAREJAS AL SERVICIO DEL AMOR
César y Fanny Curiel dicen que es posible ser feliz en el matrimonio.
Es muy grato, y a la vez difícil, encontrar en este nuevo siglo una pareja que después de 38 años de casados dicen que se aman. Es de saber, que compartir este sentimiento no es todo para conservar una relación; se necesitan otros elementos que son imprescindibles para su longevidad.
El amor eterno que juran muchas parejas de enamorados ante el altar, a veces se quiebra; porque ese ideal de pareja que soñaron no es el que tienen, y por ende, al no llenar las expectativas, deciden abondonarlo. Es lo que sucede en la mayoría de los casos. Esto pasó entre César Curiel y Fanny Velozcuando apenas tenían seis años de casados.
Al día de hoy, han logrado el equilibrio entre sus necesidades emocionales y físicas, y los resultados están a la vista de todos. Por tal razón, pueden ser ejemplo a emular por otros matrimonios que empiezan o están en este camino y los elegidos para dar sus testimonios a los lectores de Las Sociales.
Cuentan que se casaron luego de siete años de noviazgo y César no se había graduado de la universidad. Los primeros años de matrimonio fueron difíciles y Fanny decidió abandonarlo, porque él seguía viviendo una vida de soltero y no respetaba el compromiso asumido.
Luego de un tiempo, César reconoce su error y se arrepiente al ver su matrimonio destruido. Comienza a conquitarla, bajo una bandera de promesas basadas en un cambio para siempre. Tras una odisea verbal y halagos, logra en primera instancia una cita para conversar.
En ese encuentro, Fanny aceptó volver con su esposo, y es a partir de esa circuntancia que deciden poner su relación en manos de Jesús.
Ambos aseguran que ha sido difícil, pero no imposible, porque Jesús está en sus corazones. Es tal la plenitud que viven que ayudan a otras parejas a salvar sus matrimonios a través de consejos que hoy comparten con nosotros.
César Curiel es un hombre muy comunicativo, fue la impresión recibida desde que abrió las puertas del condominio donde hicimos la entrevista. Fue quien empezó esta conversación.
Con una mirada amorosa hacia su esposa, cuenta que ella lo enseñó a ser romántico. Lo dice en refencia a que cuando cumplieron 37 años decidió hacerle una sorpresa. La invitó a pasear sin decirle hacia dónde irían.
Quería llevarla al lugar donde se hicieron novios, dice emocionado. En complicidad con su suegra lo logró y ya sentados en la escalera de la casa, ubicada en la calle Cervantes 161, Gazcue, le dijo:
“Te traje a este lugar donde atesoramos recuerdos imborrables. Hoy 28 de diciembre 2016, que celebramos 37 años de unión de nuestras vidas para testimoniarte mi amor. Aquí, sentados en estos escalones, nació ese amor que al correr del tiempo ha madurado haciéndose cada vez más fuerte y bello. Donde cada día hablábamos de sueños, proyectos, planes; donde nos enamorábamos y creábamos los cimientos de una relación fecunda. Hoy te reitero la promesa que hice aquel día, en las buenas y en las malas, en las tristezas y en las alegrías, en la escasez y la abundancia, hasta que la muerte nos separe. Sigues siendo la mujer bella de quien me enamoré, tus ojos, tu boca, tu frente, tus cabellos… te aseguro que me has hecho feliz. Lo lograste. Esta aventura ha sido maravillosa. El aire, las noches, los mares, los océanos, han sido confidentes de tantos momentos memorables que están inmersos en mi mente, en mi corazón, en mi ser. Te invito a que junto a nuestra familia brindemos por el amor para que nuestro amigo común, Jesús, fiel como siempre, nos mantenga con esta sed de amor para toda la vida”.