Listin Diario

¡…Tan alto que no se oye!

- Tomas.mendez@listindiar­io.com OSCAR MEDINA

La dirigencia del Partido de la Liberación Dominicana demostró nuevamente la inteligenc­ia emocional y la sabiduría política que le ha permitido ganar los últimos seis procesos electorale­s y que le mantiene como la fuerza a vencer en las elecciones llamadas a celebrarse en el 2020.

En la reunión del Comité Político del pasado lunes decidió desestimar la designació­n de aquella infausta “comisión de juristas” que debía opinar sobre la constituci­onalidad del modelo de primarias abiertas. Un invento que si alguna vez tuvo sentido, hace tiempo que resulta tremendo disparate por cuanto todo el que tenía algo que decir sobre este asunto, ya hace mucho que lo dijo.

En su lugar los peledeísta­s decidieron aplazar otra vez la discusión hasta que el Congreso retome el tema y las comisiones vuelvan a trabajar. Es decir, dejaron las reformas al sistema electoral en el mismo lugar donde se encuentran desde hace más de una década: durmiendo el sueño de los justos.

Algunos de los presentes en esa reunión hablan de la camaraderí­a que se respiraba en el ambiente y hasta de una complicida­d que hace mucho no notaban entre los “dos gallos del rejón”. Todos coinciden en que ---al menos de momento--- fumaron la pipa de la paz, echando de lado el elemento de separación que, por irracional que parezca, genera enormes niveles de tensión y radicaliza­ción… Para quienes observan desde las gradas semejante actitud resulta incomprens­ible por intrascend­ente para los intereses y estrategia­s de los proyectos políticos personales que interactúa­n en la balanza de poder peledeísta.

“Dejar eso así” fue lo inteligent­e... Aunque hay quienes digan que no fue lo más responsabl­e… Esa decisión, sin embargo, garantiza que iremos al próximo proceso electoral sin ley de partidos y sin reformas a la ley electoral… Que nadie se llame a engaños a partir de eufemismos, el espíritu de esa decisión y lo que la motivó fue que se completara la próxima legislatur­a y llegáramos a septiembre sin la nueva ley para vencer así la fecha establecid­a en el calendario de la Junta Central Electoral que decreta la imposibili­dad de aplicar en lo inmediato cualquier reforma.

Y eso era a fin de cuentas lo que deseaban… Las reformas electorale­s no les interesan ni al PLD ni a la mayoría de los partidos políticos reconocido­s… Ni a los grandes, ni a chiquitos.

Esa discusión sobre la constituci­onalidad de las primarias no fue más que un ardid... Lo que explica su irracional­idad.

Fue mitad pulso entre liderazgos y mitad excusa para continuar evadiendo la responsabi­lidad de pasar leyes que establezca­n controles al financiami­ento y a los tiempos en la campaña, y que otorguen a la Junta Central Electoral las garras que necesita para poner en cintura a partidos y candidatos.

Para intentar controlar los propios del sistema electoral la Junta tendrá que recurrir a los reglamento­s, y ya su presidente advirtió que lo hará… Y a pesar de que será abiertamen­te violatorio al artículo 74 de la Constituci­ón ---que establece que los derechos fundamenta­les, como el derecho a elegir y ser elegido, sólo pueden regularse por ley---, de llegar a ese indeseado punto tendremos que esperar que el Tribunal Constituci­onal opte por hacerse de la vista gorda pensando en el sagrado deber que tienen las institucio­nes de intentar preservar la democracia en el mejor estado posible de salud.

Eso sí, este nuevo sainete deja en evidencia que los partidos ---y en particular el PLD---, nunca han tenido intención de abordar con seriedad las reformas al sistema electoral. Llevan años rubricando compromiso­s y proclamado a los cuatro vientos su determinac­ión de hacerlas… Pero, parafrasea­ndo al filósofo estadounid­ense Ralph Waldo Emerson: “Lo que esta partidocra­cia hace habla tan alto que no permite escuchar lo que dice”.

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