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(+) Con un caluroso saludo dio la bienvenida a los presentes, los bendijo y afirmó que Jesús estaba en aquel lugar y que se merecía la gloria y la honra.
Alas 8:25 de la noche se apagaron las luces y todas las miradas se dirigieron al unísono hacia el escenario. Las luces blancas y azules reflejaban en el fondo una M y una Y (iniciales del artista).
Mientras los minutos pasaban se incrementaban las expectativas de una noche que prometía un derroche de talento, una producción impecable y un espíritu de adoración hacia el creador de los cielos y la tierra.
Faltando 10 minutos para las 9:00 de la noche, la sala Máximo Avilés Blonda del Palacio de Bellas Artes recibió a Marcos Yaroide y su concierto “Dios es amor”, producido por René Brea.
“Por mucho tiempo fui atado al temor/ fui víctima presa del maligno destructor/ ya no vivo atado al pasado nooo/ soy libre, libre, libre...”, entonaba el artista cristiano con su característica voz imponente mientras su público le aplaudía y cantaba junto a él “Restitución”. “Lo eterno me llama”, fue la segunda interpretación de su más reciente álbum “La vida es”.
Con un caluroso saludo dio la bienvenida a los presentes, los bendijo y afirmó muy convencido de que Jesús estaba en aquel lugar y que se merecía la gloria y la honra por siempre. Y lo confirmó cuando empezó a alabar con “Te amo”, acompañado de corazones en pantalla y luces rojas que amenizaron el ambiente.
La combinación de su nuevo sencillo “Cierro mis ojos” y “El gigante”, una de sus canciones más antiguas y exitosas, colocó la chispa en el público, quienes a petición de Yaroide expresaban gritos de júbilo.
“Que se abran los cielos, que se llene tu vida/ Que la misericordia del señor te cubra día tras día/ Que se abran los cielos, que se llene tu vida/ Que la misma presencia del Señor te cubra hoy”, repetía el artista, junto a un bello viaje por las nubes de fondo, dio el toque para que el ambiente se sintiera más celestial que terrenal.
El sublime momento prosiguió cuando sonó la me-