Trabajadores reclaman reapertura de ingenio
Trabajadores del sector del azúcar de Argentina reclamaron la reactivación del ingenio San Isidro, en la norteña provincia de Salta, cuyo cierre fue anunciado recientemente.
El Sindicato de Obreros y Empleados Azucareros del Ingenio San Isidro pidió ayer en un comunicado que el Gobierno provincial avance hacia una expropiación del ingenio en caso de que sus dueños no lo vendan para reactivarlo.
El ingenio San Isidro es propiedad del grupo empresarial peruano Gloria, que en enero anunció el cese de actividades del establecimiento, que emplea en forma directa a unas 730 personas.
Según Mariano Cuenca, secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados Azucareros del Ingenio San Isidro, “ya hay varios inversores interesados en comprar el Ingenio San Isidro, aunque hasta el momento los dueños de la empresa, el Grupo Gloria, no han manifestado interés alguno por vender”.
El dirigente sindical pidió que, en caso de que no se produzca una venta, el Estado provincial expropie y estatice la empresa y reactive el ingenio “manteniendo los puestos de trabajo y respetando los derechos adquiridos de los azucareros”.
A finales de enero pasado, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, se reunió en Lima con el directorio del Grupo Gloria y le transmitió el “interés” de su Gobierno de “acercar las partes para garantizar la continuidad de la actividad productiva y las fuentes de trabajo en la empresa”, según informó entonces el Ejecutivo provincial en un comunicado.
Al anunciar el cese de actividades, el ingenio San Isidro alegó que sus resultados económicos tuvieron una “fuerte y significativa” caída, en un contexto de crisis para la industria azucarera y de elevados costes, particularmente el laboral.
En un comunicado de la empresa difundido por el Centro Azucarero Argentino, la cámara empresarial del sector en el país, la firma destacó que el grupo Gloria había aportado en los últimos tres años unos 50 millones de dólares para sanear la situación financiera del ingenio, mantenerse al día en el pago de salarios y realizar inversiones de capital.
“Sin embargo, este esfuerzo no alcanzó para paliar el efecto de los importantes costos operativos, entre los que el costo laboral supera el 65 por ciento, generando un estado de desequilibrio financiero permanente”, sostuvo la empresa, que acusó al sindicato de “intransigencia” a la hora de negociar una “reorganización” de la estructura de personal.