IDEANDO Terror en el camino
Los accidentes van y vienen a toda velocidad, transitando dolor, llenando de cruces las carreteras, poblando de ausencia la familia.
Alguien debe ponerle freno a estas asombrosas estadísticas. Alguien debe despejar la vía de tanta tragedia. Alguien debe encabezar la prédica que aminore el llanto. Alguien debe frenar esta calamidad social.
El riesgo es alto. La cifra es alta. La imprudencia es alta. Ya no caben más lágrimas en esta desolada carrera hacia la muerte.
El asombro nos convoca. Hay terror en el camino. Parece que ya nadie le teme a la muerte. Parece que Dios ya no se asombra ni se conmueve. Parece que la vida no tiene dolientes.
Cuando no es la temeridad de los motoristas que realizan competencias en las carreteras y deliverys que no respetan señales, es la imprudencia de las “voladoras”, los excesos del camionero, la audacia de un aspirante a piloto de fórmula 1, en fin, a excesos que no respetan señales, que no se detienen ante nada, que transitan sin reglas ni castigos. Las estadísticas nos siguen lastimando y continúan convirtiendo las calles y carreteras de nuestro país en verdaderos cementerios.
Se impone una cruzada de amor. Una cruzada a favor de la vida. Que la prédica de las iglesias sea esa. Que las cátedras de las escuelas y el discurso de la familia sea ese. Que todos seamos voceros de la prudencia.
Porque al fin y al cabo, transeúntes y conductores, actores y observadores, todos somos víctimas de los mismos hechos y las mismas angustias.
Este 14 de febrero del año 2018 nos une en el mismo día la fiesta de San Valentín, Día de la Amistad, con el Miércoles de Ceniza.
Miércoles de Ceniza nos recuerda esa realidad humana: “Somos polvo, nacimos del polvo”. En la evolución humana, Dios creó al hombre del polvo y lo hizo evolucionar hasta ser lo que somos hoy, con todo su desarrollo, pero siempre está presente aquello de que “polvo eres y en polvo te has de convertir”.
El Papa recordaba aquella expresión: “Somos pecadores y somos polvo”,