Amarante Baret otro intolerante
El dirigente político danilista Carlos Amarante Baret pegó ayer el grito al cielo por lo que entiende como un asedio por las redes que mantiene el sector leonelista contra su gobierno. El exministro de Educación entiende que los compañeros de su partido deben callarse y dejar al gobierno hacer lo que desee.
Amarante Baret pidió que “dejen trabajar a Danilo”. Así confirma que lo importante no es el reclamo de respetar la Constitución sino dejar al mandatario que siga en sus aprestos de modificarla para reelegirse.
Para Amarante Baret es un ata- que a su gobierno que se reclame el respeto a la Constitución. Es un asedio. En su filípica urticante y gastada Amarante Baret evade dar respuesta a la inquietud que nubla el horizonte político nacional. No es un ataque al gobierno solicitar que basta ya de modificaciones constitucionales para la reelección.
En su escuálida misiva enviada a Diario Libre alega que sectores contrarios que buscan el poder, en obvia referencia a los leonelistas, atacan más al gobierno que a la oposición. Esta diligencia literaria que hace en favor de Danilo Medina da a entender que se sienten atacados cuando se hace una defensa de la Constitución. Una reacción como el diablo ante la cruz.
Si Leonel Fernández se ha decantado por defender la Constitución lo resaltante es el fondo de lo que embiste. Ya advirtió antes y ahora lo reitera, que esa gula por el poder devaluando la carta magna, puede tener consecuencias funestas para la nación. El surgimiento de Rafael Trujillo fue la consecuencia del apego al reeleccionismo del presidente Horacio Vásquez.
El país está calmo, pero siguen las inquietudes por las aberrantes acciones que antes llevaron a la modificación de la Constitución para facilitar la reelección. El dinero corruptor corrió a manos llenas, saltó las vallas de los partidos y dinamitó las voluntades legales. Sin embargo, parece que Amarante Baret está muy apegado al uso de las mieles del poder y quiere que nadie hable en contra de sus despropósitos.
Quien ordeña la vaca nacional y tiene una teta parqueada en su beneficio se molesta cuando piensa que debe abandonar esos beneficios. Nada le importa la salud de las instituciones, el futuro del país y mucho menos el libre ejercicio de la libertad de expresión.
Amarante Baret exhibe un retrato de intolerante cuando manda a callar a quienes se le oponen.
En verdad la reelección ciega.