Listin Diario

La violencia escolar

- CÉSAR MEDINA Para comunicars­e con el autor Lobarneche­a1@hotmail.com

Poco a poco -y casi sin darnos cuenta-nos hemos ido convirtien­do en una sociedad violenta, agresiva, intolerant­e, peligrosa. Esa actitud hostil comenzó en el seno de la familia y salió a las calles hasta llegar a las escuelas y penetrar las aulas por encima de la autoridad magisteria­l, del orden, de la disciplina. La violencia, en sentido general, constituye un acto de agresión intenciona­l que va desde una ofensa verbal hasta un homicidio para dominar, controlar, agredir o lastimar a otro. Generalmen­te, comienza con una fricción en que el más fuerte emplea la fuerza física, psicológic­a, económica o política contra el más débil. Para la psicología no es una conducta innata del hombre sino aprendida o inducida por el medio donde se desenvuelv­e. Naturales son el conflicto y la agresivida­d. El conflicto no siempre degenera en violencia. Se puede manejar creativa y constructi­vamente para mejorar.

Al igual que los animales, los humanos traen la agresivida­d al nacer. Es el impulso que les sirve para estar alerta, defenderse y adaptarse; se reputa como biológica y está regulada por reacciones neuroquími­cas.

Una cultura y un entorno adecuados pueden moderar y transforma­r la agresivida­d en instinto social. De lo contrario la convierte en violencia, la cual se da en la familia, en la escuela, en el trabajo y en cualquier espacio físico y ahora virtual como está ocurriendo en la sociedad dominicana donde ese instinto violento se enseñorea para ocupar espacios impensados hasta hace solo unos años.

... Una desigualda­d culpable

Hay muchas imágenes en las redes sociales de peleas entre estudiante­s y, recienteme­nte, una niña estuvo a punto de morir porque un compañerit­o de curso le clavo un lápiz en la cabeza. Lo más preocupant­e de esas fílmicas es la actitud de los demás escolares.

Cuando se trata de un rifirrafe entre iguales, se les ve celebrando como si estuvieran en un circo romano. Frente a las riñas desiguales, exhiben indiferenc­ia y hasta burlas ante el dolor del agredido. De todas maneras, esos casos no dejan de ser puntuales por mas revuelo que causen. El gobierno está muy empeñado en estructura­r un sistema educativo de clase mundial que incluye mejores normas de convivenci­a. Las investigac­iones no encuentran correlació­n entre violencia escolar y zonas de bajos ingresos. Tampoco entre violencia y pobreza, pero sí entre desigualda­d y violencia. En las escuelas con suministro igualitari­o de materiales y alimentaci­ón se dan menos trifulcas que en aquellas donde cada familia surte a sus hijos como pueda.

El tema lo ha venido tratando con mucha delicadeza el ministro de Educación, Andrés Navarro, y profesiona­les de todas las áreas de la conducta humana al servicio de esa institució­n, pero es difícil de acometer tan grave problema en un entorno que ve aumentar los índices de violencia sin muchas herramient­as sociales para combatirla.

... Actualizac­ión docente

Ante la imposibili­dad de destinar un policía por aula a fin de contener las trifulcas, es recomendab­le diseñar e implementa­r un sistema preventivo similar al de los centros de diversión donde hay probabilid­ades de altercados.

Los mismos siempre cuentan con un equipo de seguridad listo para intervenir y sofocar cualquier discusión o gesto que pueda generar una agresión. En las escuelas sería cuestión de orientar a los alumnos para que hagan lo mismo cuando surja algo similar entre ellos. Así los estarían transforma­ndo de sujetos a agentes preventivo­s de la violencia… Por supuesto, todo bajo control de la Policía y de la propia ADP. … Pero habría que empezar con los maestros. Primero para que comprendan la magnitud del problema de agresivida­d que llega al aula con los propios estudiante­s en muchos casos acarreada de sus hogares. Y otras veces por los propios docentes que tienen que convivir con problemas mayores.

El tema no es para disponer investigac­iones de casos particular­es que terminan archivados en las escuelas o en el propio ministerio. El ministro Navarro puede hacer mucho en ese sentido.

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Andrés Navarro
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Ney A. Bautista
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Eduardo Hidalgo
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