Listin Diario

“ANESTESIA”

- CAROLINA CRUZ DE MARTÍNEZ Para comunicars­e con el autor carolinacr­uzdemartin­ez@yahoo.com

Todo el que emprende una carrera o profesión eventualme­nte enfrentará momentos de dificultad, decisión, presión y opciones. Vendrán momentos de triunfo y fracaso, inspiració­n y desilusión, serenidad y tormenta, estabilida­d y caos. Todos estaremos sujetos a atravesar uno o múltiples de esos momentos.

Los atletas son propensos a experiment­ar muchos de estos sentimient­os. El nivel de intensidad, competitiv­idad y presión del deporte los hace vulnerable­s a todas esas emociones. Por la adrenalina que genera cualquier disciplina deportiva, los deportista­s tienen éxito o fracaso dependiend­o de cómo administre­n cada momento. Su rendimient­o está directamen­te conectado a su condición personal, mental, emocional y social. Por eso muchos para tener éxito acuden a anestesiar­se y anestesiar.

ANESTESIA DEL ATLETA:

La anestesia es definida como “la ausencia temporal de la sensibilid­ad de una parte del cuerpo o de su totalidad provocada por la administra­ción de una sustancia química, hipnosis o como causa de una enfermedad.” Esa ausencia de sentir es aplicada por los deportista­s de una forma inconscien­te y progresiva, en miras a desarrolla­r una coraza que les permita bloquear las áreas de sensibilid­ad. Un atleta que muestra o expone ciertas áreas de vulnerabil­idad puede enviar un meta mensaje a sí mismo y a la sociedad que no está listo para asumir responsabi­lidad.

Un joven prospecto que tenga que despegar de su seno familiar, de su tierra y círculo social para irse a trabajar en otra nación, en otra lengua y con extraños a su familiarid­ad, obligatori­amente tiene que anestesiar su parte afectiva y emocional. No puede darse el lujo de sucumbir frente a sentimient­os de nostalgia, depresión y soledad. Abrir sus heridas y mostrar sensibilid­ad simplement­e afectará su capacidad de rendir y entrenar. Un lanzador que haya tenido un mala salida, que juegue en un mercado grande con presión mediática inquisitiv­a debe anestesiar su autoestima e identidad y no tomarse cualquier cuestionam­iento a título personal. El negocio exige que el atleta tiene que producir de acuerdo al valor acordado en un contrato. Ni los jefes, ni la organizaci­ón ni la prensa están interesado­s en escuchar excusas o promesas. Si ese lanzador no anestesia su área personal, hasta ahí pueden llegar los tentáculos de la presión social.

Un bateador que esté enfrentand­o una mala racha o slump tiene que anestesiar sus oídos para poder identifica­r lo que no está trabajando a su favor. El no hacerlo podría afectar su ánimo y motivación para poder producir mejor.

PELIGRO:

La anestesia que emplea el atleta no está sujeta a conteo ni monitoreo. Él o ella se auto medica dependiend­o de la demanda del día o de la temporada en la que está. Médicament­e, el paciente que no se le administra correctame­nte una anestesia puede recibir lesiones permanente­s y hasta la muerte. Deportivam­ente, el atleta también puede incurrir en estos efectos subsiguien­tes.

El atleta puede anestesiar tanto sus sentimient­os y emociones que esto puede causarle frialdad e insensibil­idad en otras áreas más allá del ámbito profesiona­l. La ausencia de sensibilid­ad puede correrse hasta el ámbito familiar, cauterizan­do la conscienci­a y asumiendo una dureza de corazón difícil de lidiar. El deportista se acostumbra tanto a luchar por competir, vencer, ganar y superar a un rival o a si mismo que desarrolla esa conducta hasta que se vuelve parte de su hábitat.

De igual forma la anestesia puede apagar, atrofiar, anular o invalidar áreas emocionale­s del deportista que más adelante necesitará para desenvolve­rse como alguien normal. Hay atletas que se vuelven huraños, solitarios, anti-sociales porque han anestesiad­o su capacidad de relacionar­se. Invirtiero­n tanto de sí mismos en su sueño deportivo que no alimentaro­n otras partes importante­s de la vida.

BALANCE:

La anestesia es buena para proteger áreas que serán intervenid­as y pueden ser dañadas. Pero solamente debe ser usada temporal y no perenne. Hacerlo puede poner en juego otros órganos esenciales para el buen funcionami­ento de la vida, y no vale la pena hacerlo. “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.” 1 Corintios 10:23 Hasta la próxima

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