PRM no es partido de futuro
Luis Abinader considera que el PRM es el partido del presente y futuro dominicano y asienta su afirmación en que desarrolla un proceso de organización democrático y dejan atrás el divisionismo que tienen en su ADN perredeísta. Son gratas noticias. Lo único malo es que están contaminadas de miopía. El grande partido de oposición carece de los elementales signos de modernidad. Es alentador que se empeñen en constituirse en lo que sueñan. Se quieren constituir en una estructura moderna que vaya a tono con su nombre, pero, según dicen sus mismos dirigentes, ese partido carece de los mecanismos para ubicar su militancia. Los aspirantes a presidir la entidad coinciden en que la tecnología aún no llega al PRM pero que lucharán para que esto sea una realidad. Es decir, que en el futuro serán un partido del presente. Otra cosa que señala Abinader, y que falla como aseveración, es que el PRM es un partido democrático. En sus propias palabras aduce que Hipólito Mejía y él apoyan, alientan, sustentan y formulan la reorganización del partido. Ellos dos, como muestra del ejercicio democrático, han formado una mutual con José Ignacio Paliza, para presidente, y Carolina Mejía, secretaria general. En ninguna parte de la escogencia se visualiza democracia. Esta es otra forma de la dedocracia. Los dueños de la organización han escogido y cierran el paso al debate y selección por parte de las bases. En forma olímpica han cerrado las puertas a los demás dirigentes que aspiran, algunos de ellos con grandes méritos en el PRM y con rangos de generales provenientes del PRD. La propuesta PalizaMejía tiene luces, claro está. Son dirigentes jóvenes. Paliza, por ejemplo, ha dado muestras de tener liderazgo en su Puerto Plata. Se ha elevado sobre sus codos y triunfa con méritos propios, pero le resta lucimiento a la convención electoral que estén apadrinados por los dueños del partido. Esas acciones muestran que Abinader-Hipólito entienden de otra forma el concepto de la democracia. No permiten la competencia. Narigonean las bases. Clausuran el concepto de competir. La estructura del partido tendrá que votar por los elegidos sin darle oportunidad a que otros muestren sus talentos.
Lo sano para los partidos es abrirse a las competencias y gane quien convenza por su discurso, con propuestas que broten y reboten internamente. El PRM tiene que trabajar para ser partido del presente.