Listin Diario

Rendir cuentas

- MARGARITA CEDEÑO

La problemáti­ca de la calidad de la democracia está presente en nuestras sociedades desde muchos frentes distintos. Aunque vivimos en una época de paz y prosperida­d, que resulta idónea para que trabajemos en fortalecer la institucio­nalidad, no menos cierto es que aún nos falta mucho camino por recorrer para que haya mayores cuotas de participac­ión de los ciudadanos en los asuntos políticos, en un contexto de sociedades más abiertas, donde las cuestiones públicas puedan debatirse en base a la racionalid­ad y la responsabi­lidad.

Es por ello que resulta tan importante el ejercicio de la rendición de cuentas por parte de los gobernante­s hacia los gobernados. Aunque rendir cuentas pareciera una idea sencilla en primera instancia, en realidad es un concepto teóricamen­te complejo y que en la práctica aún requiere de un proceso más riguroso.

De igual manera, es un concepto que debe tener raíces culturales en la sociedad porque, aunque resulta obligatori­o para quienes forman parte del sector público, también debe ser una costumbre arraigada en el resto de la sociedad.

La historia dominicana recoge tres grandes ejemplos de la rendición de cuentas. El primero, el más reconocido, el de Juan Pablo Duarte, cuando presentó un informe detallado y pormenoriz­ado de los gastos en los que incurrió cuando se desplazó hacia el Sur en actividade­s propias de la lucha independen­tista. Conocido es por todos que Duarte devolvió al tesoro dominicano la suma que no utilizó, ascendient­e a 827 pesos.

El segundo gran ejemplo que recoge la historia es el de Ulises Francisco Espaillat, presidente dominicano desde abril hasta octubre del 1876, derrocado por su reconocida honestidad y transparen­cia, con la cual intentó generar cambios en la forma como se hacía la política en nuestro país. Sin embargo, las oscuras fuerzas que ven en lo público una fuente de riqueza, le impidieron cumplir su noble misión. En honor a Ulises Francisco Espaillat celebramos cada 29 de abril, el Día Nacional de la ética pública.

El tercer gran ejemplo lo tenemos en el profesor Juan Bosch, líder moral de varias generacion­es de dominicano­s y dominicana­s. En su toma de posesión, como una muestra inequívoca de su valentía frente a los males que afectaban al Estado dominicano, advirtió que pondría un freno para evitar “que las finanzas nacionales se nos desplomen a causa de gastos sin control”.

El Barón de Montesquie­u decía que “del mismo modo que la religión ordena que se tengan las manos puras para ofrecer sacrificio­s a los dioses, las leyes requerían costumbres frugales para que se pudiese dar algo a la patria.”

Esa frugalidad, el compromiso con cuidar lo que es público, se manifiesta en cada rendición de cuentas, en cada presentaci­ón del Estado de la nación, de sus finanzas y del uso que se ha dado a los recursos públicos. Al rendir cuentas, se responde a las exigencias de más calidad de la democracia que tienen los ciudadanos. Es la única manera en la que podremos superar la falta de identifica­ción de los ciudadanos con el Estado y con la política e impulsar un nuevo quehacer político, que ponga la transparen­cia en el centro de las virtudes que se requieren de un servidor público.

Con la rendición de cuentas construimo­s legitimida­d democrátic­a y renovamos la validez de la autoridad, honrando y respetando a los hombres y mujeres que han otorgado su confianza a través del voto.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic