Dominicanos orgullosos de su bandera
Es posible que los dominicanos del exterior sean más patriotas que los residentes en la isla o que allá la patria pegue con más fuerza, pero lo cierto es que he visto que nuestra bandera se muestra con orgullo en negocios y hogares de nuestros compatriotas en muchos países europeos y en estados de Norteamérica.
Además, descubrí que “los dominicanos nacemos donde nos da la gana”, según expresó un pelotero que rebosa de orgullo, aunque es nativo de Estados Unidos.
En New York y New England parece que los dominicanos son mayoría de la población latina. Ningún otro nacional muestra tanto fervor como nuestros compatriotas. En cualquier punto de esas demarcaciones la bandera dominicana avisa a quienes viven en la zona.
Nada raro es que, en los barrios españoles, sea en Barcelona o Madrid, muestren la bandera tricolor porque allí viven muchos nacionales. En varias casas de la isla Mallorca la tienen en exhibición permanente hasta en la sala de las casas. Incluso en un parque de Florencia, Italia, acompañada de bachatas, he visto a jóvenes dominicanos disfrutar del solaz al tiempo que dicen sin palabras su nacionalidad.
La confirmación de que los dominicanos están muy orgullosos de su bandera la percibí en diciembre pasado en un lugar tan distante y poco frecuentado como Hawái. Allí un joven hombre que tiene un negocio de comida criolla en una calle de Waikiki cuelga una bandera que flamea al ritmo de la música criolla. El dueño del restaurante callejero nació en New York, se crió en Haina, pero carga para todas partes con los cuatro cuarteles rojos y azules de nuestra identidad.
Sea en Alemania o Suiza el orgullo se muestra sin recorte. En toda Europa los nacionales se agrupan o individualmente expresan su nacionalismo. Donde quiera que estén son dominicanos. Ni siquiera la política partidarista los divide. En los vehículos pegan calcomanías o bien internamente exhiben pequeñas banderas. En cualquier espacio posible demuestran que son dominicanos.
Quizá sea algo de costumbre o fervor, pero nuestra bandera es la más bonita del mundo. Podría ser que tengamos una estética inducida por la educación, pero el diseño de nuestro pabellón y los colores que separa la cruz blanca son de gran atractivo.
El amor a la bandera, que es la representación de nuestra nacionalidad, se manifiesta con respeto. Hoy en cada casa del que se precia dominicano debe tener una a la vista.