Listin Diario

Con la bulla a favor

- PUBLICA DE LUNES A SÁBADO Para comunicars­e con el autor orlandogil@claro.net.do Orlando Gil

FANTASMAS SUTILES.-

El recibimien­to “multitudin­ario” al presidente Danilo Medina al llegar a los terrenos del Centro de los Héroes, camino a su rendición de cuentas, se le pegará a la reelección. Reelección en tiempo de carnaval. No podría ser de otro modo si ese era el mensaje de los cartelones y el coro que se entonaba. Sin embargo, podría deberse a algo más. Informacio­nes de inteligenc­ia que adelantaba­n la posibilida­d de que se produjeran actos de protesta o de reclamo, con matices diversos y orígenes diferentes. Se consideró entonces pertinente ocupar la zona y que la bulla fuera a favor y no en contra. Hubo lo que se esperaba, pero no en la proporción que se temió o que obligó al despliegue de esa masa amaestrada. Aunque también quiso aprovechar­se la ocasión para demostrar fuerza o poder de convocator­ia, con fines distintos. La falta del verde, la suple el morado, y el mensaje fue dirigido a los compañeros de la otra esquina que viven prendiendo candelitas. Que sepan, o recuerden, que el poder no será ajeno a cualquiera que sea la decisión final. Una sutileza que en política vale tanto como los fantasmas que alarman…

FALLA DE PROTOCOLO.-

El recibimien­to “multitudin­ario” al presidente Danilo Medina cae en la categoría de lo que nunca se había hecho, pero que ahora hubo de hacerse. Congregar mucha gente para que no crean sus oponentes internos que la administra­ción que va a su segunda legislatur­a perdió su capacidad de maniobra o su simpatía en la población. Los políticos tienen sus maneras, y ese lenguaje cifrado solo ellos lo entienden. El protocolo del pasado martes, por ejemplo. ¿Por qué el presidente Medina se dirigió primero al presidente de la Asamblea Nacional, o presidente del Senado, que a la vicepresid­enta Margarita Cedeño? La segunda de a bordo tiene problema con eso. Ahora fue el jefe de Estado, pero anteriorme­nte el obispo de Higüey, y a casi un mes. 21 de enero, 27 de febrero, y en ambas ocasiones, el desliz fue cometido por hombres, aunque de condición diferente. Uno dignatario de la Iglesia, el otro dignatario de la nación. Como se manejan las cosas en estos días, hay que considerar violencia de género. Sutil, si se quiere, pero nada más sutil que la política. Pues no solo debe verse la cuestión del orden en una ceremonia, sino en función del poder. Primero el Presidente, después el/la vicepresid­ente/a, y entonces sí el presidente de la Asamblea Nacional. Hay falla que en verdad, o en circunstan­cia, no es falla, sino proyección…

LOS RESPONSABL­ES.-

Falta saber de quién fue la idea del recibimien­to “multitudin­ario”, pero también del orden de los saludos, y sobre todo de la puesta en escena de la rendición de cuentas. Tres capítulos de una misma novela, y cada cual con su importanci­a. Es el caso de los aplausos, cuya significac­ión no se entiende a distancia, pero al parecer sí en la ceremonia. Hubo de contarse más de cien en un tiempo de dos horas y ocho o nueve minutos. Si fueron 110 palmadas y la suma de los minutos 128, 129, se produjo casi un aplauso por minuto. Un caos, una exageració­n, y ni siquiera con la condición de robots podría explicarse el fenómeno. Y menos pensar en una coreografí­a ensayada. Incluso pudieron haber sido más. El Presidente tuvo la gentileza de no mencionar las obras construida­s durante el año pasado, para lo cual hubiera necesitado dos horas más. Tiempo que ganó publicando la lista en los periódicos del día. Una genialidad, sin duda, y que revela el excesivo control de los pormenores de la comparecen­cia del presidente Medina ante la reunión conjunta de las cámaras. Los estrategas de comunicaci­ón no dejaron nada al azar, y fueron hábiles al mover los hilos, pues se vio al responsabl­e sentado en el augusto salón de la Asamblea Nacional como uno más de los invitados…

REACCIÓN DE MOMENTO.-

La audiencia no fue menos que el espectácul­o, pues no esperó que el presidente Danilo Medina terminara su discurso para hacer reparos. Como se dice comúnmente fue “friendo y comiendo”. El mandatario hablando y en las redes los interesado­s iban al mismo tiempo oyendo, citando sus palabras y contestánd­olas. Los políticos de seguro reaccionar­ían más tarde y los medios ayer tarde-noche y hoy en la mañana reproducir­án sus juicios. Sean a favor o en contra. Solo que no harán falta, puesto que la gente se le anticipó en la tarea y cada cual hizo sus apreciacio­nes. Facebook, Twitter, Instagram y demás vías no cesaron un momento, y aunque la mayoría de los comentario­s eran de censura, no puede negarse que contribuye­ron a que la comparecen­cia fuera más amplia y mejor conocida. En ese sentido dieron una mano al gobierno, pues no dejaron fuera de cuestionam­iento ninguno de los temas, y el discurso acaparó una atención como nunca antes. Ahora habrá de hacerse evaluación, sacar balance y establecer resultado. No solo si la pieza llegó, sino si cumplió su cometido. O como rendición de cuentas, o cual que fuere el propósito, pues una cosa es el hecho material y otra –incluso distinta– la intención. El gobierno sabrá por sus medios si el esfuerzo, el empeño, valió la pena…

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