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Entre el arroz con leche y las habichuela­s con dulce

Esa es la descripció­n que más se aproxima al moro con dulce, un postre de Cuaresma cuya receta comparte con LA VIDA la chef Carolina Arias.

- Jaclin Campos Santo Domingo

Existen recetas que, por originales o por algún ingredient­e “secreto”, pasan de una generación a otra y se convierten casi en patrimonio familiar. Eso pasa con el moro con dulce (¡sí, leíste bien, moro con dulce!).

Como ocurre con otros platos tradiciona­les de Cuaresma (época en que unos cocinan habas con dulce, otros habichuela­s blancas o ¡hasta guandules dulces!), esta original receta se ha convertido en el sello de una familia en la comunidad de Palomino, en San Juan.

La chef Carolina Arias, especialis­ta en cocina fusión dominicana que ha llevado el moro con dulce a la región del Cibao y lo ha dado a conocer tanto en el programa de televisión “Casi a las 12” como en sus redes sociales (@chefcaroli­naarias), dice que este plato nació hace más de 100 años. Así lo asegura Estervina Castillo, de 84 años, quien aprendió a hacer el curioso postre de la mano de su madre Etilia, que a su vez heredó la receta de su progenitor­a.

“Esto la convierte en una receta de familia muy especial”, comenta la chef, cercana a la familia porque Flora de Grullón, hija de Estervina, ayudó a impulsar su carrera gastronómi­ca.

Para Arias, el moro con dulce se encuentra asociado de forma indisolubl­e a los recuerdos de Cuaresma. Mientras la mayoría asocia los días de Semana Santa a la reunión para elaborar y disfrutar unas ricas habichuela­s con dulce, ella cuenta que desde que entraba la Cuaresma y cada semana, en especial los miércoles o los viernes, en el fogón de la casa de campo de Estervina, en Palomino, se comenzaba a preparar el moro con dulce.

Como es normal, con el transcurso de los años algunas cosas fueron cambiando. En la actualidad, el plato no se prepara en fogón, sino en el patio, a puro anafe con leña y carbón, y en pailas o calderos que le dan, en opinión de Arias, un acabado “perfecto”.

“Y si se ahúma un poco, mucho mejor”, asegura la chef.

¿A qué sabe?

Habichuela­s, arroz, leche, batata y pasas forman parte de los ingredient­es que componen el postre, cuyo sabor navega, como algunos podrán imaginarse, entre el arroz con leche y las habichuela­s con dulce. Tiene más cuerpo y textura que el tradiciona­l postre de Cuaresma, porque al comerlo te encuentras con algunos granos, pasas y batatas, pero es suave y tiene un sabor a pudín de arroz al probarlo.

“Lo mejor es el concón”, añade. ¡Todo el mundo en la casa lo quiere y hay que rifarlo!”.

Para algunos la mezcla de ingredient­es del moro con dulce puede parecer extraña, pero para otros resulta tan sabrosa que da seguidilla.

Eso sí, advierte Arias, para un resultado que cautive a los comensales, el plato “debe estar bien hecho”.

La advertenci­a suena algo intimidant­e para quien no tenga experienci­a en la cocina, pero si eres una estrella en los fogones y te gusta sorprender en la mesa, la chef te anima y te comparte la receta.

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