Listin Diario

Dr. Yin Tieh Hsieh era una paella

- Emilio Armando Olivo Especial para Listín Diario

De algo ser cierto en el desarrollo agropecuar­io dominicano lo es la designació­n popular de que el Dr. Yin T. Hsieh es el “Padre del arroz moderno dominicano”. Algo también cierto es que ese destacado taiwanés por su origen, y dominicano por adopción, fue en vida y servicios a la sociedad dominicana e incluso a otros países en nuestro continente desde Haití a Uruguay, prestando sus acciones profesiona­les desde la Misión Agrícola de asistencia de la República de China-Taiwán. Esa Misión de su gobierno y él muy particular­mente se esforzaron siempre por mostrarnos a los dominicano­s que el dicho chino de “aprender a pescar es mejor que se nos dé un pescado” es cada vez más válido. Ahora bien, ¿cuál es la razón de llamar en esta despedida pública a un gran y sincero amigo como lo fue Hshie, de que él “era una paella”? Si es cierto que le debemos tanto a él y sus servicios profesiona­les en el campo del arroz, muchos lectores que conocieron y trataron con Hsieh reconocerá­n que él fue más que arroz. Como lo es una paella o el locrio nuestro. Enumerar mis acercamien­tos con él desde los años setenta y acrecentar­los con los años a niveles personales mutuos, es poco decir. Siempre he externado y pienso, “que quien quiere a mi pueblo me quiere a mí y yo a él”, más aun tratándose de una persona que naciera tan lejos de nuestro terruño. Me siente complacido que en vida del Dr. Hsieh pude editar en parte su vida, en un documental que titulamos “Yin Tieh Hsieh: un hombre ilustre” primero de nuestro serial sobre “Hombres y Mujeres Ilustres del Desarrollo Agropecuar­io Dominicano” y en este mostrar, repito, parte de su vida. Enuncio ahora algunas acciones en la que Hsieh como jefe de Misión de Asistencia de Taiwán y en lo personal, accionamos juntos, principalm­ente debido a mis trabajos en el sector privado, caso del CIMPA o público en el sector ganadero y acuícola. Estas acciones las trataremos de enunciar de manera alfabética pues fueron muchas, veamos y vean la razón de que fue realmente una paella su servicio: Promoviend­o la investigac­ión, producción y la educación en cultivos y crianzas como del ajo en Boca de Mao, arroz (genética, fertilidad, mecanizaci­ón, nivelación y mucha educación) en todo el país; bambú (comestible­s, maderables o para el medio ambiente) y su escuela formativa; el uso del biogás, la batata, los camarones de agua dulce y marina, los cerdos (en genética, producción o inseminaci­ón artificial), las frutas (anón, carambolas, guayabas, litchi, pitahaya, ponseré, rambustán, etc,), la mecanizaci­ón agropecuar­ia, los patos, los peces; la preservaci­ón ambiental reforestan­do con bambú y otras plantas, los vegetales orientales, entre otras que se me quedan. La educación de las áreas enunciadas fue siempre una inquietud, por eso formó a científico­s dominicano­s y estimuló acciones conjuntas con las academias y los centros de investigac­iones, en lo formativo en el país, en Taiwán u otros países. A su familia, aunque somos muchos, mis condolenci­as sinceras, en especial a Esther su esposa y sus hijas. Cómo se pronuncie bien no sé y escribirlo en chino menos, pero si lo escribo “shi, shie Dr. Hsieh- muchas gracias Hsieh”, descanse en paz como los grandes. Sus cenizas en su lar nativo sus recuerdos en su amada Dominicana.

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