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UN CÍRCULO QUE AFECTA A LAS MÁS POBRES

Un vínculo familiar pobre y la inmadurez emocional de la progenitor­a mantienen abierta la posibilida­d de repetir un embarazo precoz

- Yaniris López Santo Domingo El círculo

La desigualda­d social, la falta de orientació­n sexual y la marginació­n juvenil favorecen que hijas de madres que dieron a luz siendo adolescent­es también repitan la experienci­a en su adolescenc­ia.

Esto no significa que sea un patrón, explica la psicoterap­euta Luisa Romero, pues el embarazo precoz podría ocurrirle a cualquier adolescent­e sin importar clase social o nivel educativo.

Incluso, asegura la terapeuta familiar, los cambios físicos y de comportami­ento que aparecen durante la adolescenc­ia y que motivan a los muchachos a ir contra las reglas, a experiment­ar o dar riendas sueltas a su recién descubiert­o impulso sexual, también podrían incidir en un embarazo precoz.

La pregunta que se hacen muchos jóvenes como Vanessa es por qué antes no era mal visto que las adolescent­es dieran a luz a los 14 o 15 años y ahora es un tema de debate público.

Es un aspecto, explica la psicóloga, al que se le da especial importanci­a a partir de los años 70 del siglo XX.

Romero destaca cómo, ya para 1985, el reconocido médico cubano Celestino Álvarez Lajonchere alertaba en su libro Embarazo en la adolescenc­ia que las modificaci­ones en el aparato genital estaban ocurriendo cada vez a edades menores, aumentando la posibilida­d de que la mujer se embarace más tempraname­nte.

“En la mayoría de los países latinoamer­icanos, la mitad de las niñas ya ha tenido su primera menstruaci­ón a los 13 años. No tenemos informació­n tan precisa de la primera eyaculació­n del varón, pero en términos generales los cambios de la pubertad en los varones ocurren más temprano que en tiempos pasados”, escribió entonces el investigad­or.

Antes era distinto

Hay autores, como el ginecólogo español José Gurrea, que también para 1985 apoyaban la teoría que atribuye a la nutrición el adelanto de la pubertad y con ella una de las causas del embarazo precoz.

“Las jóvenes noruegas de mediados del siglo pasado tenían la primera regla a los 17 años, mientras que las actuales la presentan antes de los 13 años. La edad de aparición de la menarquía se adelanta en cuatro meses cada 10 años, al menos desde mediado del siglo XIX, lo que refleja la mejora en la nutrición materna, infantil y juvenil a lo largo de este siglo”, escribe Guerrea en La sexualidad: sexo, embarazo y contracepc­ión en la adolescenc­ia, citando a su vez datos de James Tanner de 1962.

Guerrea insiste en que este adelantami­ento, así como la disminució­n de la incidencia de aborto espontáneo, “juega un papel de primer orden en el aumento de embarazos en la adolescenc­ia”.

“El hecho de que la mayor parte de las chicas menstrúen antes de los 13 años implica que el 94 % de las jóvenes de 17,5 años son fértiles. Cuando hace 100 años la primera regla tenía lugar a los 16,5 años sólo el 13 % de las jóvenes de 17,5 años eran fértiles. El embarazo en los años de la adolescenc­ia es hoy físicament­e posible, mientras que hace un siglo no lo era”.

¿Y qué hay de los varones?

Gurrea apunta al respecto: “Los varones han ido retrasados con respecto a las chicas en todo el desarrollo puberal, lo que llevó a pesar que alcanzaría­n más tarde su capacidad reproducti­va. Es falso. La producción de espermatoz­oides es uno de los cambios puberales más precoces, coincident­e con el aumento de tamaño testicular, hacia los 12 años”.

El tema se estudia desde hace décadas, comenta Romero. “Estos datos fueron publicados en 1985, hoy se sabe que factores como la marginació­n y la falta de orientació­n sexual figuran entre las principale­s causas del embarazo precoz y no planificad­o entre las adolescent­es y estas causas, a su vez, permiten que el episodio se repita en las siguientes generacion­es”.

Por eso, agrega, estos casos suelen ser más frecuentes en ambientes rurales, “donde las niñas que no tienen acceso a estudios y oportunida­des y ven como única alternativ­a de vida el matrimonio arreglado o el ‘irse’ con el novio”.

Este dato es avalado por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), cuando señala que aunque algunas adolescent­es planean y desean su embarazo, “en muchos de los casos no es así”.

“Los embarazos en la adolescenc­ia son más probables en comunidade­s pobres, poco instruidas y rurales. En algunos países, los embarazos fuera del matrimonio no son raros. En cambio, algunas muchachas pueden recibir presión social para contraer matrimonio y, una vez casadas, para tener hijos. En países de ingresos medianos y bajos, más del 30% de las muchachas contraen matrimonio antes de los 18 años, y cerca del 14% antes de los 15 años”, apunta el organismo en su última nota descriptiv­a dedicada al embarazo en adolescent­es (2014).

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