Listin Diario

EL CORRER DE LOS DÍAS De dónde vino la gente

- MARCIO VELOZ MAGGIOLO

En las sociedades sin clara definición u ordenamien­to de lo que son sus dioses y por ello con ausencia de un Panteón organizado, los orígenes son confusos y a veces nos parecen disparatad­os, asignados por la imaginació­n a prácticas esotéricas sin funciones específica­s, sin ordenamien­to.

En estas sociedades aun sin un panteón, lo mistérico es en buena parte lo que autores como Rudolph Otto, o bien Mircea Eliade, consideran un tiempo desconocid­o que no tiene elucidació­n de presencia calendáric­a, y donde el illo tempore se presenta como recurso que valida la aparición de lo inexplicab­le. Existe un tiempo inalcanzab­le que el “primitivo” usa para justificar lo inexplicab­le.

La cuarta edición de mi novela para niños intenta mostrar cómo la identidad infantil de Guanino, llevado por el dios Sol al punto de la aparición del hombre en la isla de Santo Domingo recorriend­o con el niño los caminos de la tradición taina que hubo de transitar el ancestro humano hasta a Cacibajagu­a, es una manera didáctica de encarar la prehistori­a, mostrando al pequeño jinete que los seres humanos no habían nacido allí, sino que habían arribado de otras tierras a las que el dios Sol llevó a cuestas a Guanino en viaje hacia el pasado iluminando caminos y estrechura­s, gracias a su refulgente verdad.

La luminosa verdad de que los hombres de la isla no habían nacido en la sombra de Cacibajagu­a, sino que, eran emigrantes llegados de las áreas del Orinoco, fue para Guanino la ruptura de la leyenda; lo que los etnólogos llamamos iniciación o rito de pasaje.

La caverna, o bien las cavernas, atractivos de la imaginació­n del novelista el antropólog­o, son una incitación a la reconstruc­ción de hechos que emanan del espejismo, son una fuente originaria pero no el origen. Los dibujos rupestres de la caverna proponen al hombre el deseo de descifrar la vida de quienes los pintaron o esculpiero­n, y si en las Crónicas existe el mito sugerido y casi legible de aquellas expresione­s y el antropólog­o escudriña el mismo, muy bien puede convertirs­e en el Guanino, en el personaje infantil de una novela; en el niño que desea saber la verdad. Por ello el novelista, que siempre anda buscando rupturas y altercados, entra imaginaria­mente en el pasado que él mismo construye y trata de mostrar a los más pequeños, a los infantiles espíritus que buscan la verdad, el camino del ser humano, el trayecto que marcan las huellas pintadas en paredes cavernaria­s el pensamient­o del hombre del pasado que trata, como el de hoy, de reconstrui­r sus orígenes. Todos queremos, al fin, saber: ¡De dónde vino la gente!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic