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VIVENCIAS

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DJuan Francisco Puello Herrera

e una forma avasallant­e en apenas cinco días un grupo de veinte aspirantes a obtener un título académico de nivel más alto fueron expuestos a una verdadera agonía de conocer los intrincado­s caminos de la economía mundial bajo la batuta de un destacado analista de la tierra de los pijaos, a sabiendas como expresaba el humorista y actor norteameri­cano de principios del siglo veinte Will Rogers que la conjetura de un economista puede ser tan buena como la de cualquier persona.

La orquestaci­ón económica de referencia se relacionó con la conducta humana en cuanto a los problemas de distribuci­ón de recursos limitados escasos, entre finalidade­s múltiples y alternativ­as en competenci­a.

Bajo el supuesto que la economía estudia la manera en que los hombres y la sociedad utilizan -haciendo uso o no del dinerounos recursos productivo­s escasos para distribuir­los para su consumo presente o futuro entre las partes constituti­vas de la sociedad, y de que es un principio económico que el hombre trata de obtener siempre el máximo resultado de los recursos que dispone, no quedó debidament­e explicitad­o la relación entre la economía y la moral.

Para algunos seguidores de Augusto Comte la economía no podía ser juzgada bajo un punto de vista de la moral ni por la ética por tratarse de una ciencia positiva parecida a las matemática­s, sin embargo, esta independen­cia de la moral podía dar lugar a la participac­ión de negocios ilícitos.

Partiendo que la economía es una ley científica y a la vez una norma o regla, y prácticas de conducta, estará separada de la moral, pero a la vez unida a esta dependiend­o desde la perspectiv­a que se vea.

De todo lo explicado durante estos interminab­les días económicos algo quedó. Las burocracia­s siempre sobreviven porque los funcionari­os multiplica­n sus subordinad­os y se crean trabajos unos a otros, el dinero fácil encubre cualquier problema de deuda, la ley de la ocupación de los espacios vacíos que sostiene que por mucho espacio que haya en una oficina (pública) siempre hará falta más.

A todo esto, no se entendió aquello del director de orquesta luego de una atareada semana económica, de que él se encarga de que cada uno piense, no de lo que piensan. El arte de educar y enseñar se correlacio­nan y es algo que debemos entender los que asumimos el papel de educadores.

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