Manos que dan color a la CIUDAD CORAZÓN
Paredes que ahora son una obra de arte y que la gente ha hecho suyas de manera especial, forman parte de los murales de Santiago.
Trazos de gran tamaño, con temas diferentes y de razón específica adornan las calles de varias comunidades de Santiago, llenándolas de color, sentido y, sobretodo, de cultura.
Manuel Hernández, quien se dedica a enseñar y practicar las artes visuales, manifiesta que haber hecho murales representa algo muy importante para él, pues lo puso en contacto directo con el punto de vista de personas con vivencias e ideas de su entorno, que antes no había sido posible apreciar.
La sensación de libertad fue la inspiración de Yineida Fernández, una artista plástica, que se siente agradecida del crecimiento que le ha representado el haber formado parte de esta acción artística.
Para Richard Gutiérrez, su mayor inspiración es ver cómo la gente se anima y motiva a formar parte de lo que hace; niños que se agrupan, porque admiran su trabajo y con ese entusiasmo le premian.
Alicia de Luna ve en los murales una forma de dejar un legado a su familia, al tiempo que honra a los que lucharon por Santiago, al plas- marlos con pintura. Más que un trabajo, lo ve como un deleite.
Pintores
Los tórtolos del grupo de pintores son Manaury Calasan y Katheryn Cabrera, los cuales desde muy temprana edad están en las prácticas de pintar, y juntos se integran como pareja al dar color a la ciudad que los vio crecer.
Además de estos artistas, forman parte de las manos autoras: Andry Betances, Gregorio Rodríguez, Freddy Burgos, Luis Alberto Quiñones, Kevi Quiñones, Aldo Batista, Esteban Fernández, Víctor Valerio, Joselín Jiménez, Wali Vidal, Juan Gutiérrez, José Miguel Guzmán Sandoval, entre muchos otros.