Pensando en la mujer
Recientemente se celebró el “Día Internacional de la Mujer”. La intención es valedera cuando pensamos que en ella se anida la vida, que el amor de la madre es insustituible y cuando llevan en su ser el pudor como mayor alimento de la familia. Conceptualizando en la misión que desempeñan en la sociedad, no tengo duda de que todos los días el sol y su amor son la energía que mueve el mundo. Debo aprovechar estas líneas para expresar a mis tres hijas: Violeta, Patricia y Farah Casandra, el orgullo que siento al darme cuenta que su dignidad es la base de sus conquistas; tres temperamentos que expresan mi rebeldía ante lo innegociable, de respetar para ser respetado. Ver en ellas la ineludible responsabilidad frente a sus hijos, es la mayor razón para conquistar su mayor realización. Quiero recoger un escrito que la menor de ellas pusiera en las redes sociales, porque al leerlo agradecí a Dios que su engendro estuviera salpicado de sinceridad, transparencia y rebeldía espiritual. Farah Casandra, dice: “Aquí pensando en voz alta, yo no soy activista de nada “hater” (negativo), pero en lo personal la celebración del “Día de la Mujer” se me hace especialmente ridícula en momentos en los que prima el debate sobre la igualdad; yo celebro a los hombres de bien todos los días, y a las mujeres igual. Todos los días hay mujeres contribuyendo con el éxito de su hombre y alcanzando su éxito propio; todos los días hay cientos de mujeres que dan vida arriesgando la suya; hay mujeres que estudian y trabajan como locas, y otras que son vistas como locas porque sin importarles el “qué dirán”, asumen un trabajo tan o más valioso: el de criar a sus hijos. Hay cada vez más mujeres que no se conforman, que luchan por más. Pero, ¡ojo! No por necesidad de reconocimiento, sino porque es un derecho que tiene todo el que respira y vive. Dicho todo esto, a mí que no me dediquen un día, porque yo me celebro siempre. Feliz 8 de marzo para ¡tooooooooodos !!!!! ” Otro día para valorar lo que somos.
Frente a las palabras de mi hija, quiero filosofar al respecto y añadir: Bella hija del amor, escucha las instrucciones de la prudencia y permite que los preceptos de la verdad se hundan profundamente en tu corazón; así los encantos de tu mente darán brillo a la elegancia de tus formas y tu belleza, como la rosa, conservará su dulzura después que se haya marchitado (En vos confío).