Los prejuicios
Me encantan las redes sociales, pero he notado que por estas herramientas se extiende de todo, incluyendo el odio basado en la obcecación.
Hoy hablo sobre los prejuicios, que es cuando “juzgamos de antemano”, formamos un concepto o un juicio sobre algo sin determinar la procedencia, sin evidencias, elaborando una opinión sin tener una experiencia directa o real.
Criticar sin tener elementos previos se ha convertido en un “deporte nacional”, puedo notar lo ligeros que somos para decir que tal o cual persona es esto o aquello.
De una manera u otra todos y todas tenemos prejuicios, porque vivimos en un sistema que no sólo lo fomenta, sino que se beneficia de ello. Si no eres de tal o cual forma, entonces perteneces a los “otros”, y hay a quienes les aterra ser “los otros”.
Esa falta de empatía y ese desprecio irracional hacia una persona o algo, porque sólo no compartes su estilo de vida, sus creencias, o no te agrada su aspecto, nos llevan a vivir de forma limitada.
Los prejuicios van en contra de una visión crítica y reflexiva. Por ejemplo, cuando decimos: “todos los dominicanos son tal o cual cosa” a partir de un solo hecho, o nos referimos a que “fulana es vulgar por su forma de bailar” sin pensar en quién estableció lo que es vulgar y lo que es de clase. Otro caso es catalogar a alguien como una “gentuza”, porque según tú, en tu idea y en tu cabeza, te consideras superior. El problema de los prejuicios y esa “mala onda” es que se propaga más que la “raquiña” y nos lleva al “todo o nada”, simplemente emitimos una crítica alegremente (también me incluyo) sobre un hecho o alguien, que, en la mayoría de las veces, dista mucho de la realidad.
Los prejuicios se convierten en esa máscara que usamos para esconder las dudas y los miedos, sirve para disfrazar baja autoestima, porque los seres humanos tienden a compensar sus sentimientos de escasa valía a costa de considerar inferiores a los grupos que odian.
El filósofo Jean Paul Sartré, afirmó que: “Tu juicio te juzga y te define” y en mi opinión, no hay cosa que nos esclavice más que los estereotipos, los prejuicios y la discriminación. Sin embargo, estoy clara en que hay que hacer un ejercicio a diario que nos lleve a cuestionarnos, revisarnos, descubrir y mejorar sabiendo que al final la recompensa es vivir y dejar vivir.