Putin, el líder
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha estado en los últimos años en el centro de la controversia internacional, en especial luego de que decidiera anexar a Crimea bajo su dominio, separándola de Ukrania. Crimea es importante para Moscú porque allí radica, “en la ciudad de Sebastopol, ... la principal base de la flota rusa en el Mar Negro, además de existir una fuerte identidad rusófila”.
Las sanciones de Occidente y los países miembros de la OTAN, no se hicieron esperar.
De otro lado, el mandatario recién reelecto apoya sin restricciones al gobierno sirio de Bashar al Assad, cuya guerra con sus contrincantes ya lleva más de seis años. Una coalición, encabezada por Estados Unidos, se ha opuesto a las acciones rusas en la nación árabe, pero las maniobras rusas en el lugar han ayudado a neutralizar las acciones del Estado Islámico, un enemigo de todas aquellas naciones que se han opuesto a su “califato”, prácticamente derrotado por los múltiples frentes contra ellos.
Las acusaciones sobre la supuesta influencia, a través del trabajo de “hackers” rusos para que las elecciones estadounidenses fueran ganadas por el republicano Donald Trump, derrotando así a la demócrata Hillary Clinton, más la trama de reuniones de contactos entre familiares cercanos del mandatario estadounidense con altos funcionarios rusos.
Estas acciones le han creado un problema intenso a Trump, lo que puede culminar con un “impeachment” y su desplazamiento de la Casa Blanca.
En el último desfile militar, antes de los comicios del 18 de marzo pasado, Putin se vanaglorió de las últimas armas nucleares que ha creado, incluyendo misiles no detectables por los escudos antimisiles estadounidenses, debido a que viajan más allá de la velocidad de la luz.
Por último, el escándalo del supuesto envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia, con una neurotoxina prohibida, que ha dado al traste con la diplomacia entre Londres, Washington y la Unión Europea.
Es cierto que Vladimir Putin se las arregló para neutralizar a su principal contrincante, el magnate Sergei Polonski, para que no participara en los comicios y esto queda como una sombra para su victoria.
Internamente, en Rusia, todo lo anterior influyó para convertirle en la figura para dirigir la nación por otros seis años... y con más de un 76%.