VIVENCIAS

EJuan Francisco Puello Herrera

s una incógnita la suerte de que gozan ciertas personas para esconder sus más oscuras perversiones. Este tipo de personalidad se caracteriza por presentar una imagen que a la vista de todos resulta atrayente por la habilidad con la que manejan su vida pública maquillada con amaneramientos dignos de un consumado actor.

Teniendo como estandarte una atractiva e influyente posición ganada con malas artes se valen de estos artilugios para ser aceptados en el ámbito en que desarrollan sus actividades profesionales y personales.

Por demás su estrella siempre iluminada por el fulgor de un bien instrumentado histrionismo, astucia y la miseria humana expresada en una “vulgar hipocresía”, le hacen seres acogidos por los más exigentes gustos del enjambre socio cultural en que se desenvuelven y le siguen sin reservas como fieles manumitidos.

Sin duda alguna, de esas raras avis quedan pocos porque es muy difícil que en alguien puedan conjugarse unas cualidades como las descritas.

Desde la posición de eternos anfitriones de vanidades que incursionan en el arte del vedetismo cultural se agencian una posición envidiable para ser escogidos como la mejor propuesta a la hora de entregar premios a una actuación memorable en el ámbito de una sociedad consumida por el desprestigio de falsos paradigmas.

No hay mayor fuente de iniquidades cuando alguien amparándose en un supuesto candor se convierte en eterno bufón de una sociedad que se conmueve ante sus poses extravagantes de ciudadano ejemplar.