Anderson ladra fuerte con su “Isla de perros”
Una melancolía extracorporal puede sentirse a unas tres cuartas partes de “Isle of Dogs”, el noveno largometraje de Wes Anderson.
Así es. Te verás inexplicablemente envuelto en el drama de una pandilla de perros animados con stopmotion que han sido exiliados a una isla basurero y que están determinados a regresar a su cómoda domesticidad. Estarás encantado por su destreza artística, tratando de suprimir la risa para no perderte un solo segundo.
Pero también te darás cuenta de que pronto la película acabará y tendrás que volver a la normalidad de tu vida despojado de esas ingeniosas imágenes y narrativa. Esencialmente estarás tratando de curar un caso grave de melancolía Wes Anderson. Es un pequeño precio por los otros 101 minutos de felicidad, supongo.
Con la ayuda de sus colaboradores permanentes Roman Coppola y Jason Schwartzman, y la adición de Kunichi Nomura, Anderson escribe una fábula desarrollada 20 años en el futuro, cuando un resfriado canino ha infectado a toda una población de perros, ocasionando un comportamiento maniático, pérdida de peso y estornudos adorables. También ha llevado a una manía antiperros en Japón que ha dejado a algunos en búsqueda de una cura y a otros dispuestos a acabar con el problema. El alcalde Kobayashi (Nomura) y su macabro secuaz, el mayor Domo (Akira Takayama), responden exiliando a todos los perros a una isla basurero y rechazando cualquier posibilidad de solución científica para la enfermedad.
Los humanos, sin embargo, son definitivamente el elenco secundario en “Isle of Dogs”, que por su pronunciación en inglés suena parecido a “I Love Dogs”. En la isla, los perros mimados se han vuelto (algo) salvajes, peleando por restos de comida con gusanos y soñando con los días que los premiaban con golosinas para perros, baños y suaves almohadas para dormir. Se han dividido en pequeños grupos de supervivencia en los que comienzan a correr rumores sobre perros caníbales al otro lado de la isla.
El grupo que seguimos está encabezado por Chief (Bryan Cranston), un perro callejero entre los perros caseros, y compuesto por Rex (Edward Norton), Boss (Bill Murray), King (Bob Balaban) y Duke (Jeff Goldblum). Su mundo queda de cabeza cuando un niño al que se refieren como “el pequeño piloto” llamado Atari (Koyu Rankin) choca con su avión en la isla.
“¿Nos lo vamos a comer o viene a rescatarnos?”, pregunta uno de los perros a la pandilla mientras ven cómo se queman los restos del avión de Atari.
“No sé todavía”, le responde otro perro.
Anderson ha usado antes estructuras similares, pero esta cinta encapsula a la perfección su humor preciso, directo y un poco oscuro. “Isle of Dogs” está salpicada de su característico cotorreo y es tan ágil y tan irónica como siempre, sin un pelo fuera de lugar.