Listin Diario

Formando por competenci­as

- Santo Domingo

Anteriorme­nte cada vez que escuchaba la frase que conforma el título de este artículo me llegaba a la mente un grupo de “estudiante­s” bien “alineadito­s” y formándose en grupos para desarrolla­r actividade­s que previament­e había ideado yo mismo como fruto de mi “vasto” entendimie­nto de los temas tratados. Sin embargo, no es así.

Siempre he sido un entusiasta de la docencia, de dar clases, de ser profesor, ese fue mi gran sueño. Y cuando, gracias a Dios, llegué a las puertas del ICD me dice el coordinado­r académico: “Nosotros no somos profesores, no damos clase…”. Por un momento pensé: “Desde que termine de hablar me doy media vuelta y me voy”. Y luego concluyó la frase diciendo: “…nosotros formamos en competenci­as”.

“Ahora sí, esto sí que yo lo sé manejar, y realmente lo que dijo me hace sentido”, pensé. Lo que nunca me imaginé es que ‘formar por competenci­as’ era exactament­e lo contrario a todo lo que yo creía que era, aunque nunca estuve en contacto directo con el método anteriorme­nte, ya esta era una frase que rondaba las aulas de República Dominicana hace unos años y estaba interesado en ella.

A pocos días de cumplirse un año aplicando el método ABPP (aprendizaj­e basado en problemas y proyectos) de la mano de los directivos académicos de la entidad podría atreverme a comparar el ‘formar en competenci­as’ con formar a un hijo. ¿No es acaso el mayor deseo de un padre que su hijo esté mucho mejor formado que él?, pues es exactament­e esto lo que se siente. Cuando un facilitado­r entiende la formación de competenci­as y abraza la misión y visión de esta, lo mínimo que desea, es ver a sus participan­tes desempeñán­dose muchísimo mejor que él, no solo en el campo laboral, sino también en lo personal, que sea capaz de actuar en vez de hacer, que pueda provocar cambios positivos en todo su entorno, que irradie competenci­as ¡hasta por los poros!, básicas, laborales y de todos los tipos que puedan existir.

Como dice un amigo, existen dos tipos de salarios, el monetario y el emocional, y puedo asegurar con la mayor certeza que el salario emocional que recibo al ver a mis participan­tes desarrolla­ndo y aplicando las competenci­as aprendidas en este instituto a través de ABPP no se compara al mayor de los salarios monetarios.

Autor: Ing. Guillermo Mejía Facilitado­r en el Instituto de Capacitaci­ón Dominicano (ICD). Carrera técnica: Logística y Transporte

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