ROMPIENDO EL TECHO DE CRISTAL EN EL PAÍS
Las mujeres en República Dominicana, como en toda la región, siguen enfrentando de manera significativa el llamado “techo de cristal”.
No cabe duda de que este país ha sido cuna de mujeres valientes y líderes femeninas que han hecho historia. Su pasión y compromiso han impulsado el progreso y desarrollo del país, e incluso de la agenda de género a nivel internacional. No olvidemos, por ejemplo, que el 25 de noviembre se conmemora en todo el mundo el Día contra la Violencia de Género en honor a las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), quienes fueron asesinadas brutalmente por su oposición y activismo en contra de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
A lo largo de los años, las dominicanas han continuado ganando puestos de representación hasta llegar a la Vicepresidencia de la nación. Sin embargo, la sub-representación femenina en puestos de liderazgo, aquí y en la región, persiste. ¿Por qué es importante cambiar esta situación? La respuesta es sencilla: un mayor número de mujeres en cargos de poder conlleva a un mayor crecimiento de la economía, el mercado, las instituciones y sociedad en general.
Como decíamos, República Dominicana ha realizado importantes avances en el ámbito de liderazgo femenino. En 2015 fue el país de la región con el mayor porcentaje de mujeres (55.8%) en cargos gerenciales de nivel alto y medio del sector privado. En 1997, en el país se aprobó una ley de cuotas para promover la participación política de las mujeres. En las recientes elecciones, se logró un aumento de 20.8% a 26.8% de mujeres en la Cámara de Diputados y hoy una mujer ocupa el segundo cargo más alto del poder ejecutivo.
Pero hay tendencias que deben llevarnos a la reflexión. Actualmente 69.5% de los egresados universitarios son mujeres. Dada esta cifra, sería lógico pensar que el número de mujeres participando en el mercado laboral y ocupando puestos de poder es proporcional. No es el caso. Las mujeres en República Dominicana, como en toda la región, siguen enfrentando de manera significativa el llamado “techo de cristal”, término acuñado para describir las barreras formales e informales que limitan el avance de las mujeres hacia posiciones de liderazgo. ¿Cómo podemos impulsar un mayor progreso?
Primero, es imprescindible consolidar el compromiso de las instituciones públicas y privadas con el liderazgo femenino, así como crear nuevas alianzas entre ambas esferas. Un buen ejemplo son las iniciativas de paridad de género, alianzas público-privadas promovidas por el BID y el Foro Económico Mundial que tienen como propósito impulsar la participación laboral de las mujeres, su liderazgo en la toma de decisiones y el cierre de la brecha salarial. El programa se ha realizado en Chile, Argentina y Panamá y en 2018 será impartido en Perú.
Segundo, debemos desarrollar iniciativas creativas y de alto impacto para crear una masa crítica de mujeres posicionadas para asumir los cargos de liderazgo.
El pasado año el Gobierno dominicano, el BID e INCAE implementaron el “Programa de Formación para Mujeres Líderes Emergentes del Sector Público”, orientado a mejorar las habilidades de liderazgo de mujeres en cargos públicos de gerencia media para promover una mayor participación femenina en la toma de decisiones de alto nivel. Veintiséis funcionarias en cargos de gerencia media del sector público fueron capacitadas en temas de liderazgo, convirtiendo a República Dominicana en pionero al ser el primer país de la región en implementar la iniciativa.
Por último, es necesario sumar fuerzas tanto con hombres como con mujeres influyentes para avanzar la agenda de equidad en las empresas y en las instituciones públicas. Las mujeres líderes de hoy tienen una responsabilidad especial de impulsar a las que vienen detrás para avanzar hacia los cargos de poder. Los hombres líderes también tienen que jugar un rol activo como colegas, mentores y promotores de esta nueva generación.
Mayor diversidad de género en los grupos de liderazgo de las empresas se traduce en una gama más amplia de talentos, perspectivas y una mayor percepción del comportamiento del consumidor, lo que conlleva a ideas y soluciones más creativas e innovadoras. Se ha observado igualmente que las compañías con mujeres en sus juntas directivas cuentan con mayor retorno de capital. En el ámbito público, una mayor diversidad en los cargos de dirección aumenta la probabilidad que los intereses y necesidades de las mujeres estén representados, ya que sus perspectivas sobre la asignación de recursos y las prioridades legislativas suelen variar en cuanto a las de los hombres.