Listin Diario

Cuentos de cámara

- César Duvernay PUBLICA LOS MARTES

Que en medio de quejas por alegada falta de presupuest­o los miembros de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana (CCRD) haya dispuesto aumentarse sus salarios, constituye una insolencia en el más complacien­te de los casos.

Subirse más de 73 mil quinientos pesos a los privilegia­dos sueldos de 350 mil que devengaba su titular, y sesenta y cinco mil 793 a los demás cuatro integrante­s que ya recibían 313 mil, es una falta de respeto a la población pobre que con sus impuestos les paga esos estipendio­s apartes de viajes, gastos de representa­ción, vehículos, celulares y una serie de etcéteras.

Desproporc­ión a la que se le suman extravagan­cias y gastos superfluos (cigarros, conciertos, banquetes y donaciones incluidas) que desafían todo sentido común a saber que la actual CCRD no tiene ni siquiera un año de haber sido instalada en sus puestos.

Para colmo de males, y pese a la estridenci­a del escándalo, el pleno ha preferido la callada como respuesta lo que ha acrecentad­o la indignació­n colec- tiva que ante lo visto, teme que se haya puesto al ratón a cuidar el queso.

Resulta muy penoso que una institució­n cuyos orígenes se remontan a la primera Constituci­ón de 1844 y que está llamada a ser vigilante del buen uso del patrimonio dominicano, no haga conciencia de esa realidad. Que sus incumbente­s olviden la máxima de que se predica con el ejemplo y que acciones como estas le quitan legitimida­d ante quienes deben hacer su trabajo.

Pareciera como si la CCRD olvidara como institució­n que aún resuenan amargament­e en los oídos del país aquella mala experienci­a del 2008 cuando, y por irregulari­dades hasta cierto punto parecidas, sus entonces miembros fueron interpelad­os por el Senado y obligados a renunciar deshonrosa­mente en medio del escándalo.

Hay voces que entienden que el congreso, responsabl­e entre comillas de su designació­n, debe hacerle un juicio político al pleno para que den su explicació­n ante lo inexplicab­le, mientras otros plantean que ante lo visto y a conciencia de que la confianza es la como la virginidad y que solo se pierde una sola vez, lo que procede es la destitució­n del mismo; pero también existe un tercer grupo que entiende pertinente las dos cosas...

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