El comercio
En los días en que la Librería Amengual cerraba sus puertas, iba casi a diario, era una especie de despedida de aquél lugar con tristeza, y claro, nostalgia de todo el tiempo, muchos años, desde cuando estaba en la calle El Conde, y en sus anaqueles encontraba cosas muy interesantes, entre las que puedo mencionar muchos tomos de una enciclopedia estudiantil, revista semanal que aparecía los martes y en uno de sus tomos decía: 19 de septiembre de 1961, que reseñaba como era el comercio y sus orígenes, muy remotos, que había nacido el día en que los hombres comprendieron la conveniencia de canjear los frutos de su trabajo por otros producidos por sus semejantes. Los intercambios se efectuaban exclusivamente en especie, un individuo tenía necesidad de un objeto perteneciente a otro, lo obtenía dándole en cambio otra cosa, esa forma primitiva de comercio se denominaba “trueque”. Desde luego que para los pueblos civilizados, era un inconveniente, pues había que encontrar un sujeto que aceptara lo que se le ofrecía en el intercambio, y esa fue la razón de recurrir a una mercancía especial: la moneda, pero inicialmente servía de moneda cualquier objeto que fuese adquirido, no para consumirlo, sino para destinarlo a un nuevo intercambio. En tiempos muy antiguos tenían valor de moneda objetos de muy diversas índoles: animales, granos de cacao, conchillas. Los latinos, pueblo dedicado a la ganadería, llamaron a la moneda “pecunia”, (de pecus, ganado); evidentemengte, para ellos el ganado servía como moneda de intercambio. Al abundar estos bienes usados como valores cambiarios, decayó su demanda y fueron sustituidos por algunos metales forjados por el hombre primitivo, como el oro y la plata.
En la actualidad la moneda está constituida por valores en metálico y billetes de banco. Estos últimos no tienen valor intrínseco y el Estado que los emite, garantiza el valor indicado con una cantidad de oro. Hoy día para facilitar las transacciones, se recurre, en proporciones cada vez mayores, a los llamados: “Instrumentos de pago” (cheques, giros) que eliminan los inconvenientes de manejar grandes cantidades de dinero en efectivo, tales documentos representan sumas de dinero, que deben ser pagadas en el acto, a su sola presentación. Su carácter representativo les permite circular como si fuesen dinero. Nuestra lectura nos lleva por las épocas diversas: la de los faraones en que monopolizaban todo y así hasta llegar a la revolucion industrial, que impulsó el comercio, a principios del siglo X1X, iniciando una nueva era en la producción y transporte, con la evolución de los ferrocarriles, de la navegación y, posteriormente, de la aviación, reduciendo considerablemente el costo y duración del transporte de las mercancías. Los puertos en todo el mundo siempre están llenos de furgones que llegan y salen a todas partes del globo terráqueo.