Lula, Odebrecht y Dominicana
Cerca de la 1:00 de la madrugada del jueves, la Corte Suprema de Brasil negó, con seis votos contra cinco, el habeas corpus que podría haber librado de la prisión al expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. De esta forma, el popular político de izquierda podría ir a prisión, condenado a 12 años por corrupción.
La medida pone fin a una fase del proceso judicial seguido en su contra, por el escándalo internacional de corrupción que tiene como matriz a la empresa brasileña Odebrecht.
Y, obviamente, la disposición judicial neutraliza las aspiraciones de Lula de repetir como candidato a la presidencia de ese país suramericano. Como era de esperarse, la sociedad brasileña está dividida, además de agitada, porque sin lugar a dudas la incursión de Lula en el espectro político de ese país marcó un histórico antes y después.
Los alegatos de inocencia, sin embargo, resultaron débiles para un ex mandatario que podría pasar varios años tras las rejas, embarrado por un escándalo del cual República Dominicana y sus políticos tampoco pudieron escapar, aunque guardando marcadas diferencias en términos de aplicación de justicia, como ha ocurrido en varios países latinoamericanos.
La presión del pueblo brasileño jugó un papel de primer orden para que a Lula se le juzgara por los hechos punibles que se le imputan. Lula ya ha sido hallado culpable por dos tribunales y, según una jurisprudencia dictada por el propio Supremo, una sentencia ratificada en segunda instancia permite el inicio de la ejecución de la pena.
Hace poco, Pedro Pablo Kuczynski, ex presidente de Perú, renunció un día antes de que el Congreso votara una moción para destituirlo, también por sus supuestos lazos con Odebrecht.
El expresidente peruano, Ollanta Humala (2011 y 2016), y su esposa, Nadine Heredia, cumplen una medida de 18 meses de prisión preventiva por los delitos de lavado de activos en detrimento del Estado y asociación ilícita para delinquir, relacionados con el mismo caso Odebrecht.
Sobre el expresidente Alejandro Toledo, también de Perú, cuelga una orden de detención nacional e internacional por supuestamente haber recibido un soborno de US$20 millones del poderoso consorcio brasileño de la construcción. El vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, ya cumple seis años de prisión por su participación en la trama de corrupción de Odebrecht.
Los políticos del patio deberían mirarse en este espejo, que debería servir para que muchos pongan su barba en remojo.