El ilegal proletariado nacional
LOS ILEGALES. Por las palabras y sobre todo por los insultos que uno escucha y lee en las redes sociales, cualquiera podría pensar que los empleadores de ciudadanos haitianos sin documentación rechazan la presencia de éstos en el país, y no es así. Convertidos en parte fundamental del proletariado nacional, los haitianos son bienvenidos a las fincas que ellos siembran y a las obras públicas y privadas que con sus manos construyen, pero eso sí, sólo si son indocumentados, porque con esa ilegalidad viene la sobre explotación y la ausencia de derechos laborales y humanos, como viene también la arrabalización y la creación de guetos con lo que esto implica. Y todo, por una razón sencilla: porque la rentabilidad de esa parte del sistema económico nacional depende de esa ilegalidad, que incluye discriminación y ausencia de derechos humanos o laborales, repito. Así es como son supra-rentables los señores de las construcciones y la explotación agrícola en nuestro país. La cosa viene de lejos, pues comenzó con el auge de la industria azucarera en el primer cuarto del siglo XX, y llegado el 2018, ahí sigue tan campante con John.
EL MEOLLO. Pero a pesar de estos pesares, hay más y no en el show. El meollo del tema migratorio de la República Dominicana radica en la negativa del Estado a aplicar la ley de migración y el Código laboral lo que, no solo aumentaría las recaudaciones, sino que, además, permitiría que el inmigrante trabajador viva y labore con una mínima dignidad y sentido de lo humano. Precisamente, por lo de humano, citemos al compañero Papa Francisco: “La atención pastoral y caritativa de los inmigrantes, sobre todo a los provenientes de la vecina Haití, que buscan mejores condiciones de vida en territorio dominicano, no admite la indiferencia de los pastores de la Iglesia”. Dando cumplimiento a esa posición es que la iglesia dominicana aprovecho la Semana Santa para expresar en las Siete Palabras su compromiso con esos seres humanos que, aunque mas de uno prefiera olvidarlo, también son hijos de Dios y la María.
EL HAMBRE Y LAS GANAS DE COMER. En tiempos de la antipolítica, en la época de la posverdad y el populismo irresponsable, es una actitud tan peligrosa como condenable, la asumida por el Estado dominicano frente a ese empleador que es rentable a partir de la informalidad, la elusión y la explotación más inhumana, vuelvo y digo. A su favor tiene el gobierno la buena intención que fue la Ley 169-14, pero como se sabe, sus frutos han sido pocos, pues todo este drama humano lo agrava el hecho de que esos inmigrantes provienen de un país tan fallido y faltoso que es incapaz de entregar un documento de identidad a sus ciudadanos, lo que dificulta toda iniciativa de regularización de parte de las autoridades dominicanas. Cada día aumenta la inmigración ilegal haitiana hacia nuestro país, porque en esa migración se junta “el hambre con las ganas de comer”. Hablo del hambre de las élites económicas de ambos países, a quienes conviene esta arrabalización. Por una parte, las élites haitianas expulsan su mano de obra y bajan el fuego de su olla de presión social, y por otra, las élites dominicanas celebran impunemente -con la alegría de un enano- el disponer de mano de obra ilegal, sin derechos ni condiciones laborales y por lo mismo semiesclava para su sobre explotación y sin pagar Seguridad Social y que Dios los perdone.
EL ESTADO Y LOS CORRESPONSALES DEL ODIO.
Mientras todo esto pasa, los sectores del odio, el racismo y la xenofobia tienen tela para cortar, porque el Estado, negado a aplicar las leyes correspondientes, sólo reacciona a las grandes tragedias que van llegado, como la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, o la más reciente en Pedernales y otras comunidades del país. Con su negativa a aplicar las leyes, el Estado dominicano le está entregando a eso corresponsales del odio, la pólvora y el c-4 para una explosión social de expresiones catastróficas, oiga usted, que en la era de la posverdad y las redes, ella, la verdad, es lo de menos. Ahora basta un video no confirmado ni verificado por nadie para salir a cazar seres humanos, hay antecedentes. Si nuestras élites políticas y económicas no desmontan el sistema económico cuya rentabilidad es la ilegalidad y la sobre explotación de la mano de obra, será el populismo irresponsable de derecha o izquierda el que los va a devorar a ellos y con ellos a todo el país. Cántala otra vez, Joan: “Disculpe el señor, si le interrumpo, pero en el recibidor hay un par de pobres que ...”