Formación docente en EL ISFODOSU
El proceso de admisión en el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (Isfodosu) es continuo hasta octubre, pero se realizan puntos de corte.
El año académico abre en septiembre, explica su rector, Julio Sánchez Maríñez.
“Los cortes se hacen para no tener que aplicar pruebas masivas, que es un problema logístico. ¿Qué quiere decir un corte? Se llama a los estudiantes a tomar las pruebas, primero el POMA y días después el PAA, para que entren en septiembre, ya sea directamente a carrera o al propedéutico. La mantenemos continua hasta octubre porque si todavía hay estudiantes que en octubre pasan las pruebas, pueden entrar en enero junto con los que han aprobado el propedéutico directamente a carrera. Lo que no tenemos es propedéutico en enero”.
El próximo corte para el POMA es el 27 de abril (los exámenes se aplicarán los días 8, 9 10 y 11 de mayo), mientras que la aplicación de la prueba PAA está pautada para el 6 de junio y el 4 de julio. Los recintos que lo requieran tendrán un tercer corte el 7 de junio.
Becas para todos
Las matrículas de los estudiantes del Isfodosu están exoneradas cien por ciento.
Como son alumnos a tiempo completo, de lunes a viernes de 8:00 de la mañana a 4:30 de la tarde, reciben todo el apoyo posible.
El 20 por ciento de los estudiantes tiene residencia, es decir, vive en los recintos, donde se les proporciona alojamiento y alimentación. Si no es residente, se les ofrece almuerzo y merienda y una vez al año reciben un equipo con útiles escolares.
El estudiante solo paga créditos académicos si repite una asignatura, apunta el rector.
“Es una manera de incentivar a que no repitan y de penalizar al que repita”.
La beca tiene un valor de más de medio millón de pesos para la carrera completa, que suele durar un mínimo de tres años y medio y que la mayoría de los estudiantes completa a los cuatro. Para la residencia, suelen dar preferencia a los que viven en lugares muy remotos y solo se ofrece en los recintos ubicados en San Juan de la Maguana, San Pedro de Macorís y Licey al Medio (Santiago).
En estos momentos, los seis recintos están siendo remodelados para dar paso a nuevas estructuras (bibliotecas, edificios de aula y oficinas) con miras a la meta presidencial de tener 20,000 estudiantes en las aulas bajo los nuevos programas para el año 2020.
“A nosotros, al Isfodosu, junto a universidades aliadas, nos corresponde formar 12,000 estudiantes. Estamos deseosos por tenerlos, lo que no podemos es llegar a los 12,000 sin cumplir con los requisitos de entrada. Al día de hoy tenemos capacidad para entre cinco o seis mil estudiantes y cada año vamos incrementando la capacidad, que depende de dos cosas: del profesorado y de las instalaciones físicas, y en las dos estamos creciendo”, expresa Sánchez Maríñez.
Una de las fortalezas de la institución es que la tasa de deserción es baja, lo que atribuyen a un ambiente familiar y de seguimiento enfocado solo a la formación de docentes y a que más del 50 por ciento del profesorado se dedica a tiempo completo a la formación de profesionales de la educación. ¿Cómo funciona en realidad el método que implementa el Isfodosu en la formación docente? ¿Qué hace la institución para recuperar el esplendor de las escuelas normales? Mañana...