“SALTAMONTES”
El deporte profesional es nómada y sedentario. Es nómada porque constantemente los deportistas se trasladan de un lugar a otro, jugando, durmiendo, comiendo, rehabilitándose en distintas localidades, ciudades, hoteles, estadios, restaurantes y hogares. Es sedentario, porque a pesar de que están activos físicamente, también están estáticos, suspendidos, con una sensación de estar acuartelados, como militares en servicio, como en entrenamiento militarizado.
Los deportistas se adaptan, así como los saltamontes. Los saltamontes son insectos con características parecidas a los deportistas pues pueden vivir en cualquier lugar del mundo, aunque en las zonas tropicales del planeta es donde hay más abundancia de estos animales. Los atletas son maleables, adaptables a las condiciones que se le presentan para poder sobrevivir el embate de la jungla en la que permutan, así como los saltamontes son camuflajeables al entorno y se defienden de los peligros, las amenazas y los ataques de los que puedan ser víctimas.
Los saltamontes son insectos hemimetábolos porque tienen metamorfosis incompleta, es decir las larvas se transforman directamente en adulto. Muchos de los deportistas y atletas atraviesan esa misma experiencia pues inician en la etapa de pre-adolescencia a desarrollar sus habilidades deportivas. Muchos tienen que saltar de la niñez a la adultez enfrentando retos y cargas que no comprenden ni encajan dentro de su pequeña mentecita. Muchos viven esa metamorfosis incompleta donde las propias familias no les permiten terminar de desarrollar, crecer y madurar sus partes internas, más bien son forzados a comportarse como adultos responsables. Muchos pasan a ser los proveedores de una familia completa cuando ellos mismos no saben enfrentar su propia responsabilidad individual. Muchos no se conocen internamente, cuando ya son conocidos por miles y miles de extraños que los idolatran y admiran por tener una habilidad natural.
Los saltamontes reciben su nombre por su forma de desplazamiento que es por medio de saltos. Muchos atletas experimentan saltos en distintas etapas de su desarrollo: Saltan de la pobreza extrema a la riqueza extrema; saltan de su campo o pueblo natal a un pueblo o campo al que tienen que viajar y del cual no conocen nada; saltan de un idioma español a un idioma inglés, a veces con dialectos y regionalismos ajenos a ellos mismos; saltan del anonimato al estrellato; saltan de ser niños a ser adultos, sin pasar por etapas normales que todo ser humano necesita para funcionar; pueden saltar de estar saludables a sentirse inútiles y dependientes y finalmente muchos pasan de la cúspide a un abismo desconocido y peligroso.
En la especie animal los saltamontes pueden darse el lujo de vivir de acuerdo a su naturaleza pues el Creador los hizo así según el propósito que tienen que cumplir. En la vida real, la nuestra, la humana, el deportista no puede darse el lujo de saltar etapas, lugares, de no completar sus metamorfosis y cambios. Las familias de los prospectos jóvenes no pueden seguir llevando estos muchachos como saltamontes haciéndolos pasar de pupas a larvas adultas sin que crezcan y maduren lo suficiente para poder enfrentar lo que les viene. Estos muchachos no son finquitas ni minas en venta para ser explotadas y enajenadas. Son hombres, que serán futuros ciudadanos, padres, esposos que estando atrofiados emocional y mentalmente causarán mucho daño a si mismos y a los demás. Dios no creó las actividades deportivas y recreativas para atrofiar, mal formar y explotar la riqueza interna que tiene un o una atleta. Dios Padre creó todo para ser usado perfectamente y en orden. El amor al dinero es la raíz de que todo esté corrompido y nuestros atletas están dentro de ese paquete. Es una pena ver que muchos que han vivido como saltamontes hoy están acuartelados y aprisionados en si mismos, sedentarios y nómadas, sin respuesta alguna de aquello que tanto amaron: el deporte.
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.”Proverbios 4:23 RVR1960 Solo Dios Padre no defrauda, no decepciona y no maltrata. Hasta la próxima