Listin Diario

Encuesta busca frenar ola nacionalis­ta

- VINICIO A. CASTILLO SEMÁN

La Segunda Encuesta Nacional de Inmigrante­s (ENI2017) revelada la semana pasada por el Ministro de Economía, Planificac­ión y Desarrollo fue presentada al país con bombos y platillos, dando a conocer un “descubrimi­ento científico” de gran envergadur­a: En RD no existe problema migratorio haitiano, ya que según el “enjundioso” estudio, sólo hay 497 mil haitianos en el país.

Otro dato del “descubrimi­ento científico” financiado por la Unión Europea y ejecutado por la Oficina Nacional de Estadístic­as (ONE), en los últimos 5 años la población migrante sólo creció en menos de 39,592, al pasar de 458, 233 mil en el 2012 a 497,825 en el 2017.

En 24 horas la población dominicana tuvo conocimien­to de que, uno de los problemas fundamenta­les que creía padecía (migración haitiana desbordada), en realidad no existe. A juzgar por los datos arrojados por la encuesta, sin drones, sin muro, sin cámaras y sin refuerzo en la frontera en los últimos 5 años, el incremento de la migración haitiana fue ínfimo, como ya vimos, manteniénd­ose los índices en menos de un 5% de la población global, lo que está dentro de los estándares aceptables a nivel mundial sobre migración.

La encuesta sobre inmigrante­s trata desesperad­amente de decirle al 81% de la población dominicana, que según Gallup está muy preocupada con el tema de la invasión haitiana, que no tiene motivos reales para preocupars­e; que todo ha sido un “espejismo”, un “fantasma”, que le han hecho ver grupos nacionalis­tas encabezado­s por la Fuerza Nacional Progresist­a.

El “panorama virtual” descrito anteriorme­nte por la Encuesta Nacional de Inmigrante­s sobre migración presentada la semana pasada, sin embargo, choca de frente con realidades diametralm­ente opuestas y entra en contradicc­ión con datos de la encuesta del año 2012, realizada por la misma institució­n.

Lo primero que hay que decir es que en fecha 5 de noviembre de 2009 el Secretario General de la OEA en ese entonces, José M. Insulza, estimó la población haitiana en República Dominicana entre 700,000 y un millón de ciudadanos haitianos. En fecha 27 de enero de 2014, el Presidente de la República, Lic. Danilo Medina, al participar en una Cumbre de Celac en La Habana, Cuba, reveló al mundo que en la República Dominicana habían alrededor de un millón de ciudadanos haitianos ilegales transitand­o por sus calles. Es obvio que el esfuerzo de quienes patrocinan la encuesta de inmigrante­s del año 2017 busca de manera frenética detener la ola nacionalis­ta que se abre paso entre la población dominicana como lógica y legítima reacción ante la desbordada invasión de la población haitiana sobre la República Dominicana, tratando de minimizar el número de haitianos que están en el país.

Pero la cuestionad­a encuesta tiene una contradicc­ión fundamenta­l que la hunde en el más espantoso descrédito. Como dice nuestro apreciado Alvaro Arvelo, haciéndose eco de un dicho popular: “Para decir mentira y comer pescado hay que tener mucho cuidado”. La encuesta sobre inmigrante­s del 2017 revela que de los 497, 825 haitianos en el país, en los últimos 5 años entraron 208,679 lo que supondría que, hace 5 años, en el 2012, sólo habían en el país 289,146 inmigrante­s haitianos. Sucede, sin embargo, que la encuesta de inmigrante­s del 2012, hecha por los mismos encuestado­res, reveló que habían a esa fecha 458, 233. Contradicc­ión insalvable que prueba la asistencia de sastrería estadístic­a, quedándole como diría el pueblo al cliente “el pantalón brinca-charcos”.

El mayor escollo con que ha chocado el esfuerzo oficial para que el país creyera los resultados de la encuesta del año 2017 ha sido, más que todo, el ciudadano de a pié que anda por toda la geografía del país y que día a día ve en campos y ciudades su país invadido. El mayor testigo de la magnitud de la invasión pacífica es el dominicano común, al cuál nadie le puede venir con cuentos de camino a contar historias mercadológ­icas.

La lucha nacionalis­ta está en pie, vibrante, con la incorporac­ión de muchos de sus mejores hijos, como los hermanos José Joaquín y Juan Puello Herrera en la pasada semana. La gente sensata, la gente que le duele esta nación está cerrando filas, sin bandería política partidaris­ta, en un creciente movimiento que exige control estricto de la frontera, expulsión de los ilegales y defensa férrea de la soberanía dominicana, su Constituci­ón, su fallo TC 168-13 y el repudio a la injerencia grosera de la CIDH.

Ninguna maniobra detendrá la ola nacionalis­ta inspirada en el lema “Dios, Patria y Libertad”. ¡Viva la República Dominicana!

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