RAZONES QUE VULNERAN LA HERMANDAD
Ambición, celos, envidia, vanidad, intolerancia, competencia y baja autoestima, así como la presión social, pueden incidir lastimosamente en la relación de los hermanos, causando ruptura entre ellos.
Que los hermanos se peleen durante la infancia, la adolescencia y hasta en la primera etapa de la juventud es algo común y normal. “Pero, cuando ya estamos en una edad adulta no nos luce ese tipo de acciones y mucho menos si son discusiones muy acaloradas, pues deja claro que el respeto se ha perdido y lo que tiende a formarse es una delgada línea entre lo que es el amor fraternal y la ira, que nos puede traicionar en cualquier momento”, explica el psiquiatra colombiano Rodolfo Camarena, experto en temas de familia.
Resalta que todo es un proceso que se vive por etapas. Por ejemplo, si durante la infancia se ve que entre los hermanos lo que hay es una disputa por un juguete, todo está bien. Si por el contrario lo que se escucha es a uno decirle al otro: “Tú te aprovechas porque todo me lo pegan a mí”, hay que prestar atención.
“Ahí nos damos cuenta que lo que se está dando es una escena que deja claro que hay resentimiento. Entonces, si dejamos pasar ese episodio, vendrá otro hasta que se hace costumbre y, por supuesto, después que esto sucede es más difícil de corregir. Si siente que se le ha escapado de la mano la situación, es momento de buscar ayuda profesional porque los encuentros violentos entre los hermanos van a ir subiendo de tono, hasta que puede ocurrir lo peor”, enfatiza el especialista.
Camarena sostiene que lo que se inicia por lo regular es un asunto de conducta, pero que cuando no se le corrige adecuadamente, puede desencadenar en un trastorno que involucre un tratamiento que va más allá de llamarle la atención, ponerle un castigo o como dicen los dominicanos, darle una pela.
Es cuando no se le busca solución a tiempo que se multiplican las razones para que se quebrante la fraternidad. Como motivos menciona: ambición, celos, envidia, vanidad, intolerancia, baja autoestima y competencia, así como la presión social, la cual puede incidir lastimosamente en la relación entre hermanos.
Para la psicóloga Carmen Virginia Rodríguez la relación entre hermanos es una de las más bonitas que puede existir y, son los padres los llamados a fomentarla. “Es importante que cada hermano reciba el mismo trato, tenga las mismas oportunidades y se le corrija y exija de la misma manera. Cuando no lo hacemos así, estamos propiciando que haya entre ellos más que las peleas normales”, comenta.
De ahí la importancia de que los padres se detengan a ver de cerca qué los hace tener diferencias entre ellos, qué los hace molestar, qué los lleva a recurrir a la violencia, y sobre todo, cómo resuelven sus diferencias luego de enfrentarse. “Si vemos que duran mucho tiempo para volver a su estado normal, que hay miradas inadecuadas, que evitan juntarse u otras acciones que nos parezcan anormales es momento de hablar con ellos, de corregirlos, y claro, de corregirnos nosotros mismos si vemos que nuestra crianza es la que los lleva a esos términos”, resalta la psicóloga.
Hace la observación porque cuando se trata de algo puramente conductual, una vez pelean vuelven a su estado normal. De lo contrario, es momento de buscar ayuda profesional, porque puede que se esté dando un paso hacia la vulnerabilidad de los sentimientos.
Incidencia de la sociedad
Los tres expertos coinciden en que la sociedad en los últimos tiempos ha tenido una gran cuota de responsabilidad en la aparición de este tipo de casos tan lamentables, como el ocurrido más recientemente, que es el de Roberto Bisonó, exdirector de Aduanas, de cuya muerte se acusa a su hermano Apolinar Federico Bisonó Pérez (Kuki), quien cumple un año de prisión preventiva por el hecho de que, también le arrebató la vida a su yerno, Elíseo Martínez.
El sociólogo Wilson López Rosario sostiene que ahí entra en juego un componente de ambición y de vanidad, que sin lugar a duda sustituyen un amor fraternal, que al parecer no era tan fuerte. “Pudo más lo externo, llámese dinero, que el propio sentimiento, y por eso es que me
avoco a decir que esto es producto de la descomposición social”.
Hace énfasis en que ese resentimiento que de seguro traía ese hermano encontró como aliada a una sociedad que está muy corrompida, pese a que involucra a dos personas adultas, que se cree recibieron una crianza adecuada, de esas que ponen por encima de todas las cosas, la comprensión intrafamiliar.
“Es tiempo de que los padres reflexionemos y nos detengamos a prestar más atención a nuestra familia, pues es en ella que todo comienza, pero no todo termina. Y lo digo porque una persona con valores débiles puede dejarse influenciar por quienes no conocen los escrúpulos y los límites. Si usted forma bien, y propicia que sus hijos tengan una buena educación, se dará cuenta que no hay nada qué temer allá afuera”, puntualiza López Rosario.