Ley de partidos y democracia
Es mucho lo que se ha hablado, escrito y debatido sobre el controversial tema de las primarias, pieza clave para la aprobación de la tan esperada Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas.
Para referirnos al recurrente y en la ocasión prolongado diferendo que actualmente enfrenta a la clase política nacional respecto a la conveniencia de una u otra modalidad de elección, queremos hacerlo evocando una proverbial frase de la autoría de un prominente de la ciencia y el conocimiento, Albert Einstein, citamos: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez, y esperar obtener resultados diferentes”.
Según se percibe, la mayor parte de la clase política nacional y con ella, las instituciones y organismos de la sociedad civil, se han identificado con las llamadas primarias cerradas, que es lo mismo que decir, convenciones en las que los partidos y agrupaciones políticas no solo hacen uso de su padrón interno en la elección de sus autoridades así como de los candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República y a cargos legislativos y municipales, sino que además son los responsables de su organización, montaje y arbitrio.
El hecho de que se trate de una mayoría, a nuestro juicio mediáticamente construida la que se identifica con la referida modalidad, no significa que necesariamente esta sea la más atinada, toda vez que es precisamente esta modalidad la que ordinariamente han venido utilizando nuestros partidos y agrupaciones políticas, arrojando al final de las mismas tenebrosos balances, tales como; impugnaciones al proceso por exclusiones y/o suplantaciones de militantes, protestas por multiplicidad de padrones, álgidas confrontaciones que han cobrado vidas humanas y una debilidad común a todos estos eventos, a saber, imposición de los candidatos/as de la preferencia de la alta cúpula de los partidos, tal y como ocurrió en la más reciente convención del opositor PRM.
Sobre las primarias abiertas que aparentemente cuenta con el respaldo de una minoría, no quisiéramos, por no ser experto en materia de derecho, emitir un juicio de valor en el marco legal, lo que sí queremos sin embargo es referirnos a los, para nosotros hábiles argumentos esgrimidos por quienes la adversan; a saber: el alto costo de su montaje, el fastidio al que se sometería el pueblo con un certamen adicional, entre otros.
Sobre esta modalidad de elección solo queremos acotar que debido al universo de electores que involucra, está llamada a fortalecer la democracia interna de los partidos políticos, evitando su supervisión y arbitraje externo, así como la parcialización de sus administradores con determinadas tendencias partidarias.
No quisiéramos culminar este escrito sin resaltar que, tristemente la lucha que se libra a lo interno de los partidos políticos con este y otros temas, no siempre responde al interés de su cúpula por la consolidación y fortalecimiento de la democracia interna de sus organizaciones, sino más bien al interés de asumir el control y protagonismo de las mismas mediante la colocación en su plantel dirigencial a través de tratativas y conciliábulos de hombres y mujeres identificados con sus respectivos proyectos políticos, siendo precisamente la modalidad de primarias cerradas, las más propicia a estos fines.